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NIP y otros medios MX (CDMX 12/12/24). Un incesante y populoso caudal humano llegó y continúa arribando a la zona de la Villa de Guadalupe. Decenas, cientos de miles, y millones de devotos provenientes de confines del país e incluso del extranjero llegaron desde ayer a la Basílica para celebrar a la Patrona de México en la víspera, de acuerdo con la fe católica, del 493 aniversario de sus apariciones en el Cerro del Tepeyac. Multitudinario
Según reportes oficiales, mas de 10 millones de peregrinos habían arribado al recinto religioso hasta la medianoche de ayer, con saldo blanco, y las autoridades tenían previsto que esa cantidad se incrementaría sustancialmente conforme se aproximara la medianoche, cuando se entonaran las tradicionales Mañanitas, y hasta las primeras horas de la madrugada de este jueves.
El Gobierno de la Ciudad de México estima para este 2024 una afluencia de 12 millones de visitantes entre el 6 y el 15 de diciembre, cifra similar a la del año pasado, cuando se contabilizaron 12 millones 16 mil 128 personas del 9 al 13 de diciembre. Es la más alta de los seis años recientes, de acuerdo con datos oficiales, seguida de 2019, cuando se tuvo un registro de 11 millones 971 mil.
Ayer, en cuanto cayó la noche, el paso hacia este santuario ubicado en el norte de la capital de la República comenzó a complicarse por la aglomeración de creyentes. El andar sobre Calzada de Guadalupe era aún fluido y ordenado, pero se iba haciendo más lento.
Varios recorrían los últimos metros entre esa arteria y el acceso principal a la Basílica hincados o a gatas, y uno que otro hasta a rastras. Algunos iban cargando en los brazos o en la espalda un cuadro o una estatuilla de la Virgen morena o un pequeño altar dedicado a ella. No pocos, también, dejaban correr las lágrimas o incluso el llanto desaforado por la emoción, el dolor, el cansancio, la felicidad o todo junto.
Provenían de los cuatro puntos cardinales, de diversos rincones de la megaurbe o del país y allende las fronteras, como un grupo de cinco migrantes venezolanos que se han avecindado una temporada en esta capital en espera de cumplir su anhelo de llegar a Estados Unidos, y que acudieron a solicitar la intervención divina.
Para muchos fue la culminación de días de peregrinaje, como doña Susana, de 63 años, quien salió las primeras horas del martes de delante de Puebla en una caravana y ha alternado segmentos de camino a pie, auxiliada por un bastón, y otros a bordo de la caja de un camión de redilas, junto con sus hijas y algunos amigos y vecinos.
Vengo a dar gracias a la Virgencita por tener vida y salud; a pedirle por mi familia y por que haya paz en el mundo. Y mientras haya vida y salud, seguiré viniendo, como lo he hecho desde muy jovencita, señaló esta ama de casa y abuela de dos nietos. Es una historia que se repite entre infinidad de fieles.
No todos acuden, sin embargo, para pagar una manda, pedir o agradecer un favor a la Guadalupana. También hay quienes se han ausentado del trabajo o caminado largas horas sólo para venir a cantar Las Mañanitas y “celebrar a nuestra jefecita como se lo merece”, entre ellos Fidel, quien a sus 23 años es chalán en un taller mecánico en Coyoacán y guadalupano de toda la vida.
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