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LOS RESTOS ERRANTES DE HERNÁN CORTÉS. Fuente: Historias de tierra sagrada, mi México (fragmento)

Fidel Flores by Fidel Flores
diciembre 4, 2021
in Artículos de Opinión, Prensa en General
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———- O ———-
… y dos días después de tu muerte, el domingo 4 de diciembre un día como hoy pero de 1547 comenzaron tus ceremonias fúnebres, tal como las imaginaste y fueron descritas en tu testamento.
Te acompañaron a tu primer mausoleo: curas, capellanes, frailes, cincuenta pobres vestidos con ropas de paño nuevas que les proporcionó tu familia, por supuesto también iban todos tus criados propiamente vestidos de luto.

El prior del monasterio pidió que se abriera tu caja fúnebre, así fue como reconoció tu cuerpo: deforme y empequeñecido. Te metieron en el obscuro mausoleo del duque de Medina Sidonia, tu amigo, en San Isidoro del Campo, Sevilla. En un mausoleo prestado mientras podían cumplir tu último deseo.
Tú hijo, el segundo Marqués del Valle; Martín Cortés, ordenó escribir el epitafio de tu tumba:
“
Padre cuya suerte impropiamente aqueste bajo mundo poseía.
Valor que nuestra edad enriquecía. Descansa ahora en paz, eternamente
“.
En 1550 tus restos fueron exhumados y depositados en otro mausoleo cerca del altar de Santa Catarina en la misma iglesia, tu amigo el duque de Medina Sidonia había muerto y su familia reclamó el mausoleo.
En tu testamento dispusiste que tus restos fuesen trasladados a un monasterio que habías encargado construir en Coyoacán. Un monasterio que nunca fue construido.
En 1566 tus deteriorados restos fueron enviados a la Nueva España en una urna cerrada, forrada en terciopelo, en secreto para no causar envidias o revueltas.
Cuando llegaron tus restos a México, te depositaron en la iglesia de San Antonio en Texcoco junto con los restos de tu madre Catalina Pizarro Altamirano y de tu hija. De ahí te mandaron a la iglesia de San Francisco en la Ciudad de México y por último a la iglesia del Hospital de Jesús.
Tus restos fueron exhumados en nueve ocasiones.

Has estado “descansando” en 4 iglesias distintas, una en España y tres en México.
Tu actual tumba solo tiene tu escudo y tu nombre. No hay epitafios. No hay gloria para ti en la tierra que conquistaste a fuego y sangre…Seguramente ese es tu peor castigo, no obtener el honor que tanto anhelaste.
———- O ———-

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