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México está teniendo problemas para hacerse de vacunas contra el Covid-19. Los Estados Unidos y algunos países productores de vacunas de Europa han acaparado el 75% de las vacunas, dejando el 25% restante para el resto del mundo.
México tuvo la capacidad para producir vacunas y no sólo abastecer la demanda nacional, sino que hasta exportaba a 15 países. En sí, una potencia mundial. La producción de vacunas estaba sustentada en tres institutos nacionales, que se iniciaron en 1905 con el Instituto Bacteriológico Nacional, al que le siguieron, El Instituto Nacional de Higiene, y el Instituto Nacional de Virología.
Sin embargo, dichas instituciones fueron desmanteladas por los partidos neoliberales y las cúpulas empresariales (también partidarias del mercado abierto y la no intervención del Estado), con el discurso de que “para qué fabricar vacunas si es más barato comprarlas; para qué refinar gasolina si es más barato comprarla; para qué producir energía eléctrica, si es más barato comprarla; para qué tener ferrocarriles si es más barato el trasporte carretero; para qué tener servicios de telefonía si es más barato contratarlos; y así, poco a poco, con esos discursos han desmantelado al país entero, aniquilando cualquier empresa que sea estratégica, visible.
Hoy no importa el costo de las vacunas, es imperativo tenerlas a cualquier costo. La vida de los mexicanos está en riesgo; y no las tenemos, porque los neoliberales nunca entendieron la importancia de las industrias estratégicas para la independencia y soberanía de un país. En realidad lo que hicieron con las vacunas, lo hicieron con todo el país.
(*) Cineasta
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