Juan Pardinas (Foto obtenida del Internet)
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Esclarecedor el artículo de Federico Arreola “Comparación en el trato mediático a AMLO y EPN”. El periódico de Alejandro Junco de la Vega, Reforma, realiza un tipo de sesgo informativo al cual denominaré periodismo militante de derecha y el interés fundamental de Juan Francisco Ealy Ortiz, de El Universal, no es el periodismo, es sobrevivir con una empresa que usa información para su rentabilidad, para sus utilidades. Reforma y El Universal se hermanan en lo fundamental: trascendieron, para mal, la etapa de ser empresas periodísticas con responsabilidad social. No interesan ni los lectores ni el periodismo, les interesa marcar agenda y las ganancias.
El periodismo militante y la empresa que se camuflajea en el periodismo, en la era post-responsabilidad social, han dejado de ser un acto de servicio: Cito a Tomás Eloy Martínez: “Yo parto del hecho de que el periodismo es ante todo un acto de servicio, un servicio al lector. Con el periodismo, tú le sirves a un lector; le presentas una realidad con la mayor honestidad posible, con los mejores recursos narrativos y verbales de que dispones. Pero en todo momento tienes que dejar bien claro que esa es la realidad que tú has visto, en cuya veracidad confías…”.
Ante el nuevo sexenio, Reforma optó por la derechización, no desnudar lo que el poder oculta, sino ser el poder de la extrema derecha y la derecha a secas. Por eso el arribo de Juan Pardinas y su conexión empresarial. Los dueños de Reforma prevén que no tendrán publicidad gubernamental; para sobrevivir, necesitaron convertirse no en ese periodismo independiente de derecha que han sido durante décadas, en todo caso convertirse en los voceros oficiales, militantes, de un poderoso sector empresarial.
El Universal, apapachado con publicidad gubernamental sexenio tras sexenio, desea sobrevivir, aunque ya se haya dicho que esa publicidad se disminuirá en un 50 por ciento. La tentación de convertirse en un pasquín de lujo, es una mala tentación. Ir contra la familia de AMLO, usar los despidos del SAT en un periodismo lacrimógeno e intentar volverse crítico gratuito en poco ayuda a sus lectores.
El Universal es mejor que Reforma en las audiencias digitales porque, agónico en prensa, los directivos de este último rotativo no entienden que el algoritmo se impone cada día en la conversación social, en las redes. Coercitivo con sus lectores, Reforma se agazapa en una verdad superada, la de la prensa escrita. Inteligente, El Universal sigue abierto, aunque no es permisivo en la reproducción de sus contenidos. Reforma se cierra al “contrato” social con sus lectores, El Universal es abierto.
Para competir en la era digital, las empresas periodísticas tienen que ser “extravertidas”. Dialogar con el exterior. Lo peor para el periodismo y la política es perder el valor de la credibilidad. Un político desacreditado es un mal político, un medio de comunicación sin credibilidad es un mal medio. Lo primero que les recomiendo a Reforma y a El Universal es que tienen que legitimarse con sus lectores. Un periódico sin lectores ya no es un periódico; un periódico deslegitimado, tampoco. Pueden ser medios de información, y sólo eso.
FUENTE: https://www.sdpnoticias.com/nacional/2019/01/06/reforma-y-el-universal-dos-casos
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