El periodista sacara un verdadero texto si vive la vida del pueblo, sufre sus sufrimientos, se alegra de sus alegrías y se sume de cabeza en sus inquietudes y preocupaciones. (Paráfrasis Mijail Shólojov)
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A solo una semana de que los electores salieron a las urnas a cumplir su responsabilidad ciudadana. Los resultados hicieron virar el país hacia la izquierda, confiriendo un amplio mandato al Movimiento Regeneración Nacional (Morena). Un par de días después Andrés Manuel López Obrador se entrevistó con Enrique Peña Nieto en Palacio Nacional, al final en conferencia de prensa, reiteró que cumpliría sus promesas.
A pregunta expresa sobre su seguridad como virtual presidente, indicó que seguiría utilizando vuelos comerciales, no utilizaría helicópteros, ni al Estado Mayor. Llamó la atención entonces su última afirmación, si bien lo había remarcado en campaña, ahora la situación era diferente.
La razón es sencilla, será el próximo presidente de México, un país extremadamente violento, donde el 99 por ciento de los delitos, incluidos asesinatos quedan impunes.
En un contexto aterrador, acumulamos 250 mil víctimas de homicidio, casi 40 mil desaparecidos, en un marco de deuda, inflación, pobreza y desempleo.
Otros dato, para entender la crisis es la capacidad adquisitiva del salario promedio real, bajó a una tercera parte de lo que fue en 1976, en contraparte un dispendio y ostentación de los políticos y poderes fácticos, además de la enorme corrupción en lo alto del poder (que involucró a 14 Gobernadores, incluida la familia presidencial).
A finales de enero recuerdo haber leído un artículo de Raymundo Riva Palacio, titulado “La irresponsabilidad de López Obrador” donde en sus partes sobresalientes destaca:
No acepta los protocolos de protección ni los esquemas de seguridad que el Estado le otorga y debe dar a todos los candidatos presidenciales. En este sentido AMLO dijo: “Hay mucha violencia, pero no es un asunto de protegernos sólo a nosotros, los candidatos, es un asunto de todos los mexicanos”. El puritanismo de López Obrador para Riva Palacio es una irresponsabilidad.
Conoce en carne propia el grado y extensión de la violencia y las condiciones de inseguridad en el país. Ha sido detenido, cuando menos en nueve ocasiones, en retenes carreteros por sicarios de diferentes cárteles de la droga. En una ocasión, en el noreste del país, viajaba de un pueblo a otro para llegar a un mitin. Iba en su camioneta con pocos acompañantes, que no incluyen a nadie de seguridad. A la entrada de una comunidad fueron detenidos por los sicarios.
Según una persona que sabe de este episodio, un sicario con su fusil de asalto preguntó quiénes eran y a dónde iban. López Obrador, que iba en la segunda fila de asientos, no dijo nada. El conductor, sin revelar quién era su pasajero, le dijo que iban a un acto político en el pueblo y le mostró, por exigencia del sicario, la propaganda que llevaban en el compartimiento de equipaje. Cuando la vio se comunicó por radio con sus jefes y pidió instrucciones de qué hacer con ese vehículo que llevaba propaganda política e iban a un mitin de López Obrador. La respuesta fue que lo dejaran pasar. No vieron al vehículo o sus tripulantes como enemigos, y levantaron el retén para que continuaran su marcha.
Por otro lado, una ocasión lo encontré caminando (Paseo de la Reforma, cerca del Ángel de la independencia) con un periodista que iba entrevistándolo, ocasionales transeúntes lo saludaban. No observé seguridad.
Ya en plena campaña y mítines, el 10 de abril en cobertura de prensa fui a la explanada de Azcapotzalco, el candidato tenía programado un acto masivo. Llegué media hora tarde, por el metro Camarones, luego Jardín Hidalgo y después la explanada. Registré fotos y audio del discurso, estaba el candidato junto a nutrida delegación. También noté seguridad mínima, solo algunos civiles de la tercera edad, y ex trabajadores de Luz y Fuerza del Centro. Accedí hasta llegar a un par de metros de López Obrador y Tatiana Clouthier, nadie me revisó, por lo tanto cero control.
En junio cuando me entrevistaron dos medios argentinos sobre elecciones, narco violencia y amnistía. Les interesaba saber -con énfasis- la seguridad de las elecciones, pensando quizás en el asesinato del candidato Colosio en 1994. Ante la consulta externé mi preocupación por esa trágica posibilidad, ya que personalmente había comprobado la fragilidad del entorno.
Afortunadamente no ocurrió nada, llegó el 1 de julio y en general la población acudió a votar pacíficamente. Ganó Morena (con casi 54 por ciento) contundente y arrolladoramente, López Obrador ya es virtual presidente. Y -repito- el martes después de reunirse con el presidente, volvió a declarar su desdén a protocolos de seguridad.
Pero no, creo esta vez se equivoca, porque cambiaron los escenarios, su liderazgo adquiere mayor trascendencia debido a la aplastante derrota de los partidos neoliberales, reconfigurarándose así todo el sistema político. Se vislumbran -entonces- profundos cambios que habrá que vigilar y esperamos sea para bien de todos.
Finalmente, debe existir definitivamente, estrategias de seguridad (las cuales creo están en camino) para él y todo el círculo rojo, porque un atentado a estas alturas sería inadmisible y catastrófico. O como dijo y remató en su programa el actor Víctor Trujillo (Brozo):
“No nos podemos dar ese lujo. Ni tú ni nosotros. […] Ahora es una cuestión de seguridad nacional. Si te pasa algo a ti, nos da en la madre a todos. ¡Entonces, Andrés, ponte serio y que te cuiden!”.
(*) periodista/economista
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