El autor de La caída de Bagdad espera que sea el periodismo el que derribe a Trump y lo lleve a las mazmorras, como hace más de 40 años lo hizo con Nixon, mientras espera estar de este lado de las trincheras mientras dure su mandato. Pero tiene un reclamo, que llega justo cuando Trump cumple 100 días en el poder: “A mí me sorprende un poco el pasmo en el que está el país. Yo siempre tenía una noción de los mexicanos como bravos y da cierta pena ver cómo ya no lo son o no lo son en este momento”.
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Ciudad de México, 25 de abril (SinEmbargo).- Dice Jon Lee Anderson que está muy metido con Cuba, donde prepara la biografía definitiva de Fidel Castro, “líder rebelde por excelencia y soñador radical”, pero que el éxito de Donald Trump en la presidencia de los Estados Unidos lo ha obligado a investigar sobre la relación con México y su país natal, a pesar de que Jon, de 60 años, vive en Londres.
“Si me dan un clavo para hacer el ataúd simbólico de Donald Trump tengo el martillo listo”, dice sin ambages en una reacción todavía instintiva, pero que tiene en los periodistas su máxima esperanza: “Ojalá sean ellos los que lo echen de la Casa Blanca”, exclama el periodista en conversación con Juan Villoro, el número central de este sábado en la Feria del Libro y la Rosa organizada por la UNAM.
En entrevista con SinEmbargo, dice que le llama mucho la atención el pasmo de México, pues siempre consideró a los nuestros un poco bravos, que tendremos que vivir con un muro proveniente de un país con el que no estamos en guerra, víctimas de un hombre “tarado que tiene una pistola en la mano”.
Habla además de una Tercera Guerra Mundial ya preparada, “con un camino trazado desde hace tiempo”, sin saber por dónde vendrá: “Si por Trump o si por las bombas que le tiraremos a Corea del Norte”. mientras que lo que pasa en Venezuela “ya sabíamos que iba a ser así, una revolución bolivariana que ya fue”, afirma.
–El mundo sigue estando horrible, con una guerra en ciernes…
–Sin duda en la era Trump estamos inmersos en posibles desenlaces hacia un conflicto mayor. Diría yo que desde 2001 hemos estado en esa dirección porque las guerras se emprenden, no se resuelven y son mucho más grandes. Hay metástasis. Yo estaba muy esperanzado con el triunfo de Hillary Clinton, no porque la crea Mahatma Gandhi pero sí a causa de mi consternación frente al estado mundial. Creo que ella tenía la capacidad de atender relación de fuerza, los riesgos, lo demás. Los gustos personales ya no entran en este asunto porque estamos hablando de un estado de cosas en general y quién sería la mejor persona para prevenir una Tercera Guerra Mundial.
–¿Tú crees que estamos en la etapa de la Tercera Guerra Mundial?
–Sí, efectivamente. Y hemos estado desde hace tiempo, lo que hace falta ahora es alianzas y la aparición de políticos muy astutos que nos separen del camino trazado. No es cuestión que la Tercera Guerra no se va a dar; no sé si va a comenzar con Corea y que los Estados Unidos terminara por hacer una guerra nuclear limitada, como ellos dicen, para penetrar los bunker de ese país bunkerizado desde hace 70 años, con una soldadesca psicótica, síndrome de un país ermitaño como es ese. Si vendrá por el Brexit, por la expulsión de musulmanes en Europa, quién sabe lo que puede pasar. Todo eso sumado a un elefante en la Casa Blanca: Donald Trump. Su presencia allí representa una crisis todos los días, todas las horas, todos los minutos que él esté ahí y no hablamos ya de una voluntad por tal o cual partido político: es un tipo emotivo, narcisista y con un arsenal nuclear más potente del mundo al alcance de sus manos. Me conforto algo con la presencia de unos tipos que si bien no son santos de mi devoción, pero al menos son militares de carrera. ¿Me gusta cómo han militarizado el gobierno de los Estados Unidos? La respuesta es no, pero al menos tienen experiencia, saben cuáles son las consecuencias y no deja de ser un cierto alivio dentro de un cuadro pesadillesco.
–Se compara mucho a Trump con Ronald Reagan, pero hoy el estado del mundo es muy diferente. Los países ya no esperan que venga los Estados Unidos y los ataque, hay armas por todos lados
–Es cierto esto. Lo que hemos tenido desde hace 70 años son periodos de contención y hemorragia. Sin embargo, se ha desatado un desorden en los últimos 20 años y las piezas no están fijas. Las instituciones que se erigieron frente a la gran hecatombe de la Segunda Guerra Mundial y que a duras penas preservaron una suerte de paz mundial están haciendo agua. Desde hace rato. La ONU no previene ninguna guerra, la OTAN ha servido para potenciar aún más a personajes como Vladimir Putin y a Recep Tayyip Erdoğan que quieren imponerse, que creen que su cultura y su nacionalismo les permite ocupar un lugar central. Y eso es peligroso. Estamos ante un nuevo auge de nacionalismo liderado por hombres que son muy problemáticos.
–Bueno, Putin al lado de Trump, a veces queremos que sea Vladimir el que arbitre
–Trump es un animal, un holgazán, un niño rico que nunca ha trabajado en la vida y que ahora tiene una pistola en la mano. Los padres lo han dejado suelto en un parque de diversiones y anda por los pasillos tirando a la gente. Eso es lo que es Donald Trump.
–¿Tú en qué temas andas ahora?
–Bueno, todo mi tema es Cuba, desde hace unos años, pero cuando ganó Donald Trump llamé a mi jefe en The New Yorker para proponerle hacer un reportaje sobre los mexicanos en la era Trump y no puedo contarte todo todavía, porque me faltan algunos elementos que investigaré próximamente. Pronto se publicará una nota sobre las FARC y su último líder en tiempos de paz en Colombia. Lo último es que estuve intentando investigar sigilosamente en México, un poco para entender de qué va el país en esta época. Me falta ir a la frontera todavía y lo que es cierto es que no quiero saber nada de Medio Oriente, si es necesario volveré episódicamente, pero lo que quiero es estar en las trincheras hasta que dure Trump. Hubo un presidente en los Estados Unidos que fue echado por los periodistas, yo confío mucho en los periodistas para ver si podemos cortarle el mandato. Yo siento que es una necesidad. Esto no es normal y quiero hacer todo lo que pueda. Si a mí me dan un clavo para construir el ataúd simbólico de Donald Trump, yo tengo el martillo listo.
–¿Cómo es México en la era Trump?
–Bueno, México es un país debilitado sobre todo por las concesiones económicas que se han hecho mediante el plan NAFTA. Para los empresarios de México, para ese país que puebla en sus cabezas, Trump representa más que un desafío. Están hablando con cierta valentía para la renegociación de NAFTA, como haciendo valer el raciocinio, está bien, pero sin duda México no va a salir mejor de lo que estuvo, va a salir peor. Y lo otro es el factor del muro. Una vez que empiecen a construir el muro se va a sentir la desazón y un poco el desgarro de que un vecino, con el que uno no está en guerra, está erigiendo una pared grande frente a uno. Eso va a ser tremendo, traumático y va a tener una secuela negativa para México. A mí me ofende muchísimo todo lo que ha planteado este tío, yo no puedo poner los zapatos de los políticos en esta conversación, pero fueron vulnerables. Y Donald Trump es un matón. El es el típico tipo que en el famoso vestuario ve a un tipo en el suelo, el más débil y lo castiga con su toalla. Él es el niño rico y los demás pueden ir a su casa el sábado, para una fiesta…eso es Trump. El peor tipo del mundo y norteamericano, además.
–¿Qué se puede hacer frente a él y a sus ataques?
–A mí me sorprende un poco el pasmo en el que está el país. Yo siempre tenía una noción de los mexicanos como bravos y da cierta pena ver cómo ya no lo son o no lo son en este momento. Lo que esperaría ver es que con los americanos que son solidarios la creación de redes de resistencia, que se han formado en algunas materias, pero bastante endebles en el terreno político.
–¿Qué piensas de Venezuela?
–Se veía venir desde hace rato. Si no se impone la sensatez en el gobierno, para incluir la oposición en una especie de gobierno que se llame Pacto Nacional, están perdiendo Venezuela. Van a terminar con mucha sangre en la calle. Va a llegar a mayores, una Guerra Civil, un estallido social a todo dar. Por otro lado, la Guardia Nacional son unos hijos de puta y ahora se van a dar cuenta todos aquellos que no querían criticar al gobierno. Yo lo sé desde hace rato, dentro de mis amigos en la izquierda, en los barrios, que la Guardia Nacional es el Cártel. No tiene que ver con ser chavista o antichavista, el tema es que los miembros del ejército están hasta acá de narcotráfico y el tráfico de armas. Ellos van a estar tirando a los estudiantes, a la gente civil en la calle y eso es terrible. Lo que hizo Maduro la semana pasada en descalificar a su opositor Capriles, en querellarlo, cuando fue la persona que casi le ganó en las urnas, es un síntoma de debilidad, no de fortaleza. Quiere tapar el sol con un dedo, es una tontería de Maduro. El mundo refleja la división interna y no ha habido una diligencia de vida a alto nivel. El Vaticano lo intentó, pero no pudo. Todo el mundo está lavándose las manos con respecto a Venezuela. Eso es muy peligroso. Yo quisiera ver que el presidente Maduro se mire bien al espejo y entienda que tiene el país en sus manos. Y recapacite. Y extienda las manos hacia sus opositores para salvar el país. La revolución bolivariana ya estuvo, ya fue.
FUENTE: http://www.sinembargo.mx/25-04-2017/3199439
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