–Segundo empleo, necesidad para sobrevivir
–El neoliberalismo obliga a un nuevo sindicalismo
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Las recientes iniciativas en materia laboral aprobadas por el parlamento griego, ha traído una verdadera ola de críticas y cuestionamientos sobre el papel del trabajador en una de las economías más débiles de la Unión Europea, que es precisamente la griega.
Hay que tomar en cuenta que Grecia vivió una profunda crisis económica, en 2011, derivada de la deuda externa, que consumía gran parte de los ingresos que la nación helénica producía. Una de las medidas que varios países toman, es la devaluación de la moneda, pero en el caso de Grecia no era posible, ya que la moneda corriente es el euro, por lo cual, su última medida era abandonar el euro para regresar al dracma (moneda griega antes de pasar al euro).
Y para evitar una crisis sin precedentes, la Unión Europea (UE), el Banco Central Europeo (BCE), y el Fondo Monetario Internacional (FMI), decidieron armar un gigantesco paquete de rescate económico a Grecia, lo cual comprometió al país a realizar profundas reformas en materia social, principalmente en pensiones y gasto público.
Ha pasado más de una década de esta turbulencia económica y aún hoy, Grecia tiene una gran deuda con estos organismos internacionales, de ahí a que el parlamento, dominado por partidos conservadores, aprobaron una serie de medidas laborales, que han encendido las luces de alarma en la prensa internacional.
Los críticos de estas medidas, aseguran que, lo que en verdad aprueba es que los trabajadores griegos (ojo) laboren 13 horas diarias, seis días a la semana, rompiendo con el esquema de 40 horas por semana y cinco días laborales.
Sin embargo, el gobierno griego y el ministerio del trabajo, aseguran que dichas medidas no aumentan la jornada laboral, sino que regulan la necesidad del segundo empleo, el cual permite que los trabajadores tengan un empleo principal de 8 horas al día, y uno segundo de cinco horas, ya que en la práctica, muchos trabajadores necesitan una segunda fuente de ingreso para completar sus necesidades básicas, y lo hacían pero en la informalidad, sin reportar las horas extras.
Como ya lo mencionamos, en España y Portugal, muchos trabajadores necesitan un segundo empleo, por lo cual se necesita lo que los medios neoliberales llaman “flexibilidad laboral”, es decir, una política que permita que los trabajadores tengan dos o más empleos formales, donde paguen impuestos, pero que sobre todo, permitan cumplir con ambos patrones.
Este modelo laboral que no es nuevo, y que en países como México lleva décadas-si no es que siglos- de llevarse en la práctica, busca ser regulado. Al respecto, el pasado 25 de septiembre, el Partido del Trabajo (PT), organizó el foro “Hacia un nuevo sindicalismo mexicano”, donde se abordaron temas referentes a los nuevos modelos laborales actuales, el papel del sindicalismo y los derechos laborales, en un mundo donde los patrones ya no quieren relaciones formales con los trabajadores y las conquistas sindicales obtenidas en el siglo XX, van desapareciendo gradualmente.
En el panel “Retos para la construcción de un nuevo sindicalismo”, donde participaron especialistas en derecho laboral y vida sindical, como Moisés Ontiveros del Valle, Marizol Herrera Cisneros y Juan Alberto Prado Gómez, donde se reconoció que los nuevos modelos laborales a nivel mundial son diferentes, por lo cual el sindicalismo actual debe estar a la altura de los retos globales, resaltando la importancia de la organización por parte de los trabajadores, y del sindicalismo.
Entre los ponentes, se encontraron los diputados Margarita García García, María Rosete y Javier Guerrero, quienes en el mismo tenor, recalcaron la importancia de instancias dedicadas a la defensa del trabajador, sin afectar a las empresas, que se encuentren respetando las leyes mexicanas y no abusen del trabajador o no respeten el marco legal debido a sus conexiones con el gobierno.
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(*) Docente e investigador
