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Monterrey, NL (27/09/23). Es increíble la cantidad de odio en el ambiente. Tal vez sea por lo siguiente:
Acabo de ver la película “Blue Bettle”. Y hubo una frase de una de las protagonistas que me dejó pensando: “Para los ricos, nosotros somos invisibles”.
Porque recordé algo similar en la novela “Yo, Julia”, ambientada en la Roma antigua: “Nadie ve a los esclavos, son invisibles”.
Así que un gobierno que ve por los pobres, va a provocar el odio de quien no es pobre. O que, en su delirio, piensa que no lo es.
Porque los pobres son los esclavos modernos, esclavizados a una condición de permanente carencia económica.
Así que, cualquier gobierno cuyo lema es “Por el bien de todos, primero los pobres”, y que le quita esa “invisibilidad” a la mayoría de la población, va a provocar un odio visceral.
Odio de los pudientes, que abarca a muchos:
-Los empresarios que hicieron negocios con políticos corruptos, y aumentaron su fortuna al evadir impuestos y no dar prestaciones laborales.
-Muchos científicos, artistas y deportistas, que se volvieron los “consentidos” del sistema y/o crearon condiciones para formar “burocracias doradas”, que terminaron siendo casi inamovibles. Aquí también incluyo a no pocos “periodistas”, medios de “información” y opinólogos.
-El crimen organizado, el cual requiere que exista pobreza para poder tener “clientes”, y futuros miembros en sus filas. Porque cuando no se crean vías para erradicar la pobreza, el único camino que a muchos les queda para no morir de hambre es delinquir.
-Una casta política que permite todo lo anterior, y lo fomenta.
-Lo más patético: un sector de la población que se niega a aceptar que son parte de los “invisibles”, y apoyan a los políticos que provocan o fomentan la corrupción, la presencia de “castas” o “burocracias doradas”, y que no se luche en forma efectiva contra la pobreza. Se amparan bajo un mecanismo psicológico de defensa mental, donde se nombran a ellos mismos “aspiracionistas”. Y aplauden, apoyan y votan por las políticas que permiten esa invisibilidad de la mayoría. Porque su psique, su ego, hasta su ignorancia; no les permite digerir que forman parte de los “invisibles”.
Por eso el odio visceral contra quienes ven por la mayoría, y les dan voz y voto. Porque en ese momento, dejaron de ser invisibles, y los transformaron en ciudadanos.
Cuando esas minorías pierden su influencia, al ver que ahora la mayoría es escuchada, obvio que van a pelear.
Van a pelear al mentir en sus análisis “científicos”, boicotear su desempeño en las justas deportivas, acusar de falta de interés en las actividades artísticas.
Van a pelear al tergiversar información, o publicar francas calumnias, insultos e infodemia. Esta última, sin ningún sustento, pero con francos fines de propaganda.
Van a pelear en forma literal, al crear condiciones de violencia e inseguridad para sembrar el caos. Pero al formar parte de las antiguas clases pudientes, se puede llegar a la conclusión de que el crimen organizado es el brazo armado de la oposición.
Y terminamos con la oposición política, que buscará frenar, boicotear y/o descarrilar todas aquellas propuestas en bien de la mayoría, que ayuden a eliminar el que sea invisible.
Dar voz y voto, y respeto pleno a los derechos ciudadanos, es la base de la democracia. Pero al funcionar en forma debida dicha democracia, las minorías que hicieron invisible a la mayoría, lo tildan de “dictadura” y “comunismo”.
Así que veremos más odio en los siguientes días, semanas y meses. Porque los que éramos invisibles, ya no lo somos. Y no queremos volver a la antigua invisibilidad que padecíamos.
Aunque a los que odian, no les guste. Porque al final, ese odio solo mostró su verdadera naturaleza, su podredumbre y su falta de humanidad. Porque alguien que no celebra la victoria de la mayoría silenciosa, invisible, olvidada, es porque ayudó o contribuyó a que esa mayoría permaneciera, antes, en esas condiciones.
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FUENTE: https://laeducacion.us/la-mayoria-invisible-y-el-odio/
(*) Médico oftalmólogo y analista político
