El portal “abierto de diseño” nos ofrece un completo trabajo periodístico de Isabel Caso, sobre el “Libro Vaquero”, un referente editorial que continúa actualmente vigente, a pesar que la mayoría de publicaciones similares ya desaparecieron. Reproducimos el respectivo texto y anexamos link de FUENTE, al final.
———- O ———-
La inevitable decadencia del cómic mexicano se gestó de manera gradual con la desaparición de historietas clásicas como Los super sabios, La familia burrón o Memín Pinguin, el cierre de grandes editoriales, la predilección por los cómics importados y luego la pornografía. El tesoro de lo que fue la Época de oro hasta mediados de siglo XX, se extinguió casi en su totalidad en los años 80. Muchas editoriales se inclinaron por materiales importados u otros contenidos: revistas de chismes e historietas sumamente sexuales. El único sobreviviente de esta suerte fue El Libro Vaquero, sin duda el último clásico de esta industria en México.
En noviembre de 1978 nace El Vaquero y con ello se inicia una historia de renombre. Lo que le dio gran popularidad fue que se fundamentaba siempre en una historia de justicia y romance aunado a las aspiraciones y valores propios de la cultura mexicana, lo que no ocurría con las historietas norteamericanas de vaqueros donde los personajes no peleaban por una mujer. En las historietas comunes del Oeste las batallas se daban por territorio, dinero o posesiones materiales de todo tipo, pero jamás se utilizaba el elemento amoroso.Previo al nacimiento de El Vaquero en los 50, aprovechando el boom televisivo del western americano, inicia la distribución del formato comic book dedicado al Viejo Oeste, abriendo un nuevo espacio de lectura en México para competir con las ya tradicionales historietas de los charros y adelitas. Editorial Novaro dedicó gran parte de su labor a la traducción al español de historietas norteamericanas y a su distribución. El Revólver a la Orden, Hopalong Cassidy, Bat Masterson y El Llanero Solitario son algunas de estas historietas que, adaptadas al español, tuvieron un éxito coyuntural ya que a finales de los años 70 comenzaron a perder popularidad.
El librito vaquero, de lectura fácil y tamaño cómodo, se diferenció de otras publicaciones porque estaba protagonizado por cowboys querendones, muy a la mexicana y con un toque de charro. Nuestro Vaquero apasionado también contaba con otras armas poderosas que ayudaron a su fama, pues es innovador al proponer géneros mixtos: western y romance sin llegar a ser cursi; sus historias inician y terminan en el mismo ejemplar, por lo que tienen una estructura sin continuidad, con personajes y conflictos distintos en cada uno. Incluso su formato era diferente, al ser el primer título de vaqueros de bolsillo, maniobrable y portátil de 13 x 15.5cm —la medida de la bolsa trasera del pantalón— y con interiores “a todo color”.
Hoy, El libro vaquero produce 500 mil ejemplares quincenales (en sus buenas épocas llegó al millón y medio semanal) y aunque sus estrategias de venta, promoción y difusión se han modernizado, su elaboración sigue siendo muy similar a la de sus inicios y respeta su artesanalidad: sus ilustraciones se dibujan con lápiz y se entintan, mientras que sus portadas se trabajan a pincel con gouache y su diagramación y las letras que narran sus historias se rotulan a mano sobre papel.
Vale la pena destacar la labor de los letristas vaqueros, pues es un oficio casi extinto gracias a la predilección por la tipografía digital. Los letristas, se encargan del diseño y trazo del tipo de letras que se incluirán en la historieta, así como su diagramación, reticulando el espacio al trazar las viñetas de las escenas y los cuadros de texto. Aunque la manualidad en la historieta vaquera sigue prevaleciendo, asombra su estructura gráfica cambiante, la calidad polifacética del Viejo Oeste Vaqueriano es visible a lo largo de su vida y cada colaborador es personaje de sus propias creaciones.
La lectura de su público maneja ritmo al encontrarse con capitulares, diversos pesos y colores en sus letras, cambios de eje para las ascendentes y descendentes. así como el manejo de onomatopeyas ilustradas.
Su éxito es una mezcla del compromiso y calidad de sus colaboradores —ahora con algunos reconocidos escritores, como Jordi Soler— su cuidado en la distribución y venta, el trato con sus anunciantes, sus campañas y su manejo publicitario. Un gran ejemplo, es la exhibición en la galería Divus Prager Kabaret en Praga, del trabajo de sus tres portadistas más célebres en junio de 2012.
El Vaquero en el siglo XXI ha demostrado que puede ser una opción vanguardista al ofrecer a las empresas su estilo vaquerizado para transmitir mensajes informativos a sus empleados, pues las posibilidades de la historieta como medio informativo son una excelente alternativa para llegar a su público de una manera clara y entendible. Recordemos su importante labor en la alfabetización del país: muchos mexicanos aprendieron a leer gracias a las historietas.Un ejemplo claro de este nuevo uso de El Vaquero, fue el que le dio la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) en 2004, con la Guía del migrante mexicano. Esta publicación generó mucha polémica, ya que aconsejaba a los indocumentados sobre qué hacer en su viaje por la frontera e incluso en Estados Unidos, lo que desató diversas reacciones y opiniones por parte de mexicanos y estadounidenses. Valdría la pena revisar y actualizar el ejercicio vaquerizado de la Guía del Migrante con una reedición más amplia y menos estereotipada sobre las nuevas problemáticas de la migración y sus historias.
Aunque su futuro sea incierto, El Libro Vaquero es un camino que no debe dejarse de lado. Las posibilidades de su formato, así como su proceso de producción, narrativa, diseño y personalidad polifacética son efectivas para transmitir mensajes directos. Nuestro vaquerito puede llegar a tener una vocación educativa y social, necesaria en una situación socio-políticamente complicada como la que tenemos en la actualidad por lo que vale la pena reflexionar sobre su potencial.
FUENTE: http://abiertodediseno.mx/un-simple-libro-de-vaqueros/
———- O ———-