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No me hables de tus creencias religiosas, quiero ver cómo tratas a tu pareja, a tus hijos, a tus padres, al prójimo, a los animales, a tu preciado cuerpo que es tu templo.
No me dés sermones sobre la virtud o el pecado.
Muéstrame lo bien que escuchas, cómo te abres a la información que no se ajusta a tu filosofía personal o tus creencias religiosas (sin juzgar), cómo regalas algo tuyo al necesitado (no lo que te sobra).
No me digas lo despierto que estás, lo libre que te sientes del ego.
Quiero conocerte por debajo de tus palabras.
Quiero saber cómo eres cuando te encuentras solo o en problemas.
Si puedes admitir tu dolor plenamente sin pretender ser invulnerable.
Si puedes sentir tu ira sin dar paso a la violencia.
Si puedes sentir tu vergüenza sin humillar a los demás.
Si puedes arruinarlo todo, y admitirlo.
Si puedes decir “lo siento” sinceramente.
Si puedes ser plenamente humano en tu divinidad.
El Dios del universo (en mi visión), ya conoce tu potencial, tus secretos, tus logros, tu esencia, tu mente, hasta lo más profundo de tu alma.
Pero hay personas que necesitan ser inspirados por tu forma de vivir para probar conocer a Dios.
¡Por favor!, no me hables de Dios…
Muéstrame a Dios en ti y en tus actos.
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FUENTE: FB/Mujeres Maduras (Eduardo Galeano)
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