–De verdugo a entes responsables
–El Whitewashing, nueva técnica de comunicación
———- O ———-
En diferentes teorías de la conspiración, se ha dicho que el capitalismo es capaz de camuflarse, de engañar, de esconderse y de tomar una forma donde es difícil encontrar la verdadera razón de una campaña de propaganda o de publicidad, que penetra a las masas, condicionando su comportamiento y su forma de pensar, en hechos, campañas o acciones, que, al estar presentes en los medios masivos, penetran a lo más hondo de la sociedad.
Una de estas técnicas, es la que diversos investigadores han denominado “whitewashing”, o “blanqueamiento”, como se traduciría de una forma forzada al español. Es decir, esta técnica tiene como finalidad, limpiar la imagen de un personaje público, de un producto o una empresa, que han tenido acciones cuestionables, pero que, gracias a este manejo, se “limpia”, y de tener una responsabilidad, pasa a ser un ente comprometido con la sociedad, y hasta necesario.
Pero para poder entender cómo se da el “whitewashing”, analicemos la situación actual que se vive en Estados Unidos, referente a la imparable ola de migrantes que intenta llegar a ese país.
Las entidades del sur de la Unión Americana, principalmente en Texas, hay una creciente sensación de inseguridad, y de desconfianza, que lleva a la violencia, y que tiene a la sociedad viviendo con miedo, pensando en que ese estado es directamente proporcional a la llegada de migrantes, principalmente mexicanos.
Entonces, muchos texanos odian a los migrantes, los culpan de ser los responsables de robos, violaciones, venta de drogas y diversos males sociales con los que han batallado por décadas; y algunos políticos, retoman ese miedo y lo convierten en propaganda, ofreciendo a los electores medidas duras como la construcción del polémico muro fronterizo, prometiendo blindar la frontera, reforzar la presencia de policías y promover severas leyes para castigar no solo delitos, sino faltas administrativas.
Por otro lado, muchas empresas dedicadas a las diferentes ramas de la seguridad, ofrecen eso que el ciudadano tanto reclama, seguridad; entonces la venta de cámaras de vigilancia, de sistemas de seguridad, rejas, cerraduras o armas, hacen que mucha gente gaste, pide estos servicios y así, “sentirse seguros”.
De esta forma, el ciudadano no solo pide, sino que exige seguridad, y los fabricantes de armas aprovechan este vacío social, se organizan en asociaciones que parecen defender una demanda legítima y que argumentan que el derecho a tener un arma para protegerse es un derecho casi divino, y parte de la sociedad, lo defiende.
Tal es el caso de la polémica Asociación Nacional del Rifle, que basándose en la historia, en el derecho estadounidense y en las libertades sociales, promueven el uso de armas, tanto para la defensa personal como para la caza, sin embargo es un secreto a voces que detrás de esta asociación hay una industria millonaria, que obtiene jugosas ganancias y no sólo en la fabricación y venta de armas, sino en cartuchos e infinidad de accesorios como cartucheras, tiros al blanco y una gran cantidad de parafernalia que consumen los amantes de las armas.
Pero, para que se tomen precauciones, debe de existir ese enemigo que provoca la psicosis, es decir, si el enemigo que acecha a Texas son los migrantes, debe haber migrantes que la hagan posible; por otro lado, las caravanas procedentes de Centroamérica parecen no tener fin.
Diversas investigaciones periodísticas, han dejado al descubierto que por medio de redes sociales con pláticas y hasta de boca en boca, se convence a la gente desesperada por el hambre y la falta de oportunidades en países centroamericanos, a emigrar a Estados Unidos.
Estos “organizadores de las caravanas”, que se presentan como luchadores sociales, aseguran que el migrar es un derecho humano, que el hombre tiene el derecho de buscar su bienestar y aprovechando la debilidad institucional de México -que es país de paso-, hacen que cada vez más personas no piensen en el peligro de un viaje tan largo, que se organicen y comiencen las caravanas que ingresan a México, pero con fe y esperanza, más que con certeza de que sean aceptados en los Estados Unidos.
Y cada bando va a tener sus propios argumentos, que van a defender y a seguir con mayor o menor grado de fanatismo; en Estados Unidos, grupos de antiinmigrantes, supremacistas blancos y defensores de las armas, van a decir que están protegiendo su territorio de “los invasores”, y los promigración, harán lo propio.
Es decir, grupos xenofóbicos, ultraconservadores y supremacistas, se visten de asociaciones civiles, y por otro lado, en Centroamérica, grupos de traficantes de personas, proxenetas y promotores de la prostitución, polleros y miembros de complejas redes de la delincuencia organizada, se disfrazan de defensores de los derechos humanos, forman organizaciones que solo son una fachada para sus verdaderos fines.
Este es solo un ejemplo de lo complicado y laborioso que es el “whitewashing”; la nueva cara del capitalismo del Siglo XXI, que cambia de forma pero que sigue con la esencia de la frase de Maquiavelo: “el fin justifica los medios”.
———- O ———-
(*) Docente e investigador
Categorías
- Artículos de Opinión (673)
- Artículos Literarios (123)
- Canal Interés Público (Videos) (62)
- CDMX (México) (375)
- ESTADOS (México) (73)
- Internacional (91)
- Latinoamérica (70)
- Libros (PDF), Reseñas y Documentales. (98)
- Prensa en General (1,430)
- Uncategorized (1)