La vida no es la que uno vivió,
sino la que uno recuerda y
cómo la recuerda para contarla.
Gabriel García Márquez (Periodista y escritor, premio Nobel de Literatura, colombiano)
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NIP 6/05/2018 (CDMX). En aquel apacible pueblo frontera (Gran Chaco boliviano) la curiosidad, aventuras y juegos eran transparentes, proactivos, constantes y amalgamados por una previa socialización escolar, ya que parte importante de la población interactuaban en un par de primarias, un colegio y un liceo secundarios. Sin darnos habíamos reafirmado una identidad y afecto primigenio que –vía memoria- recurrentemente nos traía de vuelta al Pago.
Pero ¿qué es la memoria?
Se puede definir como la capacidad del cerebro de retener información y recuperarla voluntariamente. Y ojo, suele ser subjetiva y selectiva. Es pues, lo que nos permite recordar hechos, ideas, sensaciones, relaciones entre conceptos y todo tipo de estímulos que ocurrieron en el pasado. Por cierto, la capacidad memorística es una de las funciones cognitivas, comúnmente afectada por la edad. Afortunadamente, la memoria puede ser entrenada mediante estimulación cognitiva y diversos tipos de juegos mentales.
La neurociencia –nos da luces- la memoria es también, creatividad. Sí, un gran ejercicio imaginativo que –a veces- se desfasa con los eventos sucedidos. Para recordar, el cerebro primero sigue un proceso en el que fija proteínas y asienta emociones y luego nos regresa algo que asumimos como “recuerdo” que en realidad es una interpretación del hecho que pretendemos recordar mezclado con emociones.
Inmerso en esta reflexión, tarareo: Volver a los 17 de Violeta Parra
“Volver a ser de repente, tan frágil como un segundo, volver a sentir profundo como un niño frente a Dios, es lo que siento yo, en este instante fecundo…”
Pareciese que la memoria me apapacha y me lleva sin escala varias décadas atrás.
Me veo con varios niños fisgones, en medio de un conglomerado de adultos –civiles y militares- expectantes. Se aproxima un helicóptero y empieza a descender, sube la intensidad, el ruido y movimiento de los presentes. ¿Ché, quiénes serán, no? me pregunta un vecinito –y es que vinimos siguiendo a otros, trepándonos a camiones-, sin saber de qué se trataba- Entonces baja un jefe militar (era el general Hugo Banzer Suarez) y va al encuentro de otro militar argentino (general Jorge Rafael Videla) ambos presidentes de Bolivia y Argentina en plena dictadura del Cono Sur. Hubiera jurado que fue en la inauguración/reparación de la Caja de Agua, a las faldas del cerro Pila. Pero no.
Walter del Carpio (escritor chaqueño) hace un par de años me hizo una precisión “No fue allí Fidel, fue en el Puente Internacional que se acababa de inaugurar en Pocitos” Estaba yo equivocado de lugar, pero no de los protagonistas, ni la trascendencia histórica. Observaba minuciosamente el contexto -aunque sin comprenderlo-. Así pues, no existe la objetividad, ni verdad absoluta. Aceptemos –entonces- que la creativa memoria resbala, sin embargo no hay que perder el enfoque esencial y trascendente (aunque sea trágico). Memoria y cerebro, -ambas- integralidad fundamental del ser humano.
Por lo tanto, es el cerebro quien comanda nuestro espíritu, sus anhelos, utopías, convicciones, amores, odios, recuerdos, decisiones, impulsos de sobrevivencia, etecé.
Con el tiempo es bueno liberar la memoria para que ande libre y divertida por los vericuetos de antaño. Volver a la Yacuiba** de verde soleado, de cerros vigilantes, de luna grandota, de mecheros a kerosene, de charlas –entre amigos- bajo el monumento a la madre o alguna banca cercana, platicas aderezadas con algunas mentirillas, pero bien narradas.
Finalmente, comparto un micro relato de mi autoría escrito tiempo atrás:
“LA MEMORIA DEL CORAZÓN”
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Con el tiempo aprendí
qué leer de las distancias,
de las ausencias, de los silencios,
a desnudar apariencias,
egoísmos extremos,
y hechizos moralinos.
Con el tiempo
me descubrí entre líneas
y nostalgias descalzas.
¿Qué sería de mí, si no escribiera?
la memoria del corazón desaparecería
bajo el inclemente siglo autofágico.
Mientras
registro lo que me tocó vivir
hasta dejar sin doblez el alma,
¿qué sería de mi si no escribiera?
no podría sobrevivir, ni emerger
de turbulencias en épocas de barbarie.
Pero en el último instante del cisma
me aferro al ímpetu
y evocación de las palabras
ellas reinventan senderos
y paraísos perdidos con sus albores,
sentimientos y apegos.
Definitivamente:
¡Hay que cuidar esa luz
que aún nos hace humanos!
———- O ———-
(*) Periodista (Escuela de Periodismo Carlos Septién) y Economista (Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco)
Pago: Distrito determinado de tierras. También se denomina así al Pueblo pequeño o aldea. En Argentina, Bolivia y Uruguay se refiere al lugar en que se ha nacido o está arraigada una persona.
(**) Yacuiba. Ciudad capital de la provincia Gran Chaco (Bolivia) zona fronteriza entre Bolivia Argentina y Paraguay.
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