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La angustia ha devenido acompañada de un sabor amargo en la boca, cuando allá en Oriente Medio, unos extremistas ganaron una guerra y tomaron el poder. Todos los ojos del mundo se volcaron al país pobre y montañoso sin salida al mar (cuando los países son ricos y no tienen mar se les dice mediterráneos, pero cuando son pobres, dicen sin salida al mar).
El mundo que pretende ser globalizado, empero que la globalización termina en la frontera de ciertos territorios, es hipócrita y contradictorio. Ahora los medios de comunicación masiva se preocupan por los derechos de las mujeres afganas, yo también me preocupo, con la diferencia que me preocupa los derechos de todas las mujeres todos los días, no solo cuando los Talibanes ganan la guerra.
Así, como tú sabes, yo también sé, que las guerras generan, muchos ingresos financieros para los amos del mundo. Y casualmente, al cesar la guerra, los medios de comunicación se ven afectados financieramente, entonces, en un intento desesperado de seguir captando ingresos, los medios, están haciendo énfasis en los derechos humanos negado a las mujeres afganas. Me parece importante que todas las mujeres del mundo puedan ejercer amplia e irrestrictamente sus derechos humanos.
Empero, todos los medios están preocupadísimos con aproximadamente 18.512.029 mujeres afganas (que, por cierto, merecen que se preocupen por ellas) pero, se olvidan de aproximadamente 250 millones de niños entre 5 a 14 años de edad, que trabajan en el mundo, según la OIT (Organización Internacional del Trabajo), siendo que un tercio de ellos, lo hacen en condiciones extremas de peligro para su salud y bienestar.
Son 231.487.971 de niños indefensos a más, que el número de mujeres afganas, que son menores de edad y están ejerciendo trabajo esclavo, sin poder ejercer su derecho a una niñez protegida y sana. ¿Dónde están los grandes medios de comunicación que no se fijan en ellos?
Las grandes cadenas televisivas y agencias de noticias, los tienen invisibilizados, porque no hacen parte de las guerras, entonces no generan réditos financieros. No son asunto de materia televisiva y no se genera conciencia sobre la situación de vida precaria de esos niños, sencillamente, porque para resolver su situación no hace falta una guerra y lo que los medios buscan en ese momento, es crear una opinión generalizada que vuelva hacer funcionar la máquina de guerra.
Es desgarrador pensar en los niños en situación de prostitución… Pero el mundo no tiene ojos para salvarlos, ni las agencias de noticia tienen la intención de despertar a la humanidad, para que busque una solución para un problema tan profundo. Una vez más, se retuerce mi hígado, porque me percato que todo gira en torno a intereses monetarios.
Me molesta profundamente, percibir la falta de compromiso de los humanos con todos los humanos. No se trata de pensar que los derechos de las mujeres afganas son menos importantes que los derechos de los niños prostituidos. Apenas, hay que ser coherentes y luchar por un mundo mejor. Dejar de ser carroñeros y buscar continuar un conflicto porque va a generar dinero. Con derechos humanos no se negocia, ni se hace guerra para conquistarlos.
El sensacionalismo que hoy inunda a los medios de comunicación, es criminal, sencillamente, porque es interesado.
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(*) Licenciada en Filosofía, gestora cultural, escritora, poeta y crítica literaria. Columnista en la Revista Inmediaciones (La Paz, Bolivia) y en periodismo binacional Exilio, México.
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