Una sociedad que no se espanta ante pequeños actos de violencia, eventualmente, tiende a estar sometida a la visión de crímenes horrendos.
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Un crimen horrendo: un psicópata degolló a su ex pareja en el parqueo del supermercado. Tan simple cuanto comprar comida en el supermercado. Una escena de sangre captada por las cameras de seguridad, además de que fue vista por los transeúntes.
Un guardia de seguridad del supermercado detiene al asesino.
Un hombre sin escrúpulos, que cometió un crimen, en un encuentro propiciado por él, que la seguía, él aparece fresco, con la camiseta amarilla ensangrentada camino a la prisión, después de cometer el asesinato.
Ese asesinato es un feminicidio porque es un asesinato de una mujer a manos de un hombre, que era su ex pareja, en un contexto cultural e institucional de discriminación y violencia de género.
Una mujer muerta, pero ella contaba con medidas de protección ante la violencia que sufrió por parte del mismo sujeto anteriormente, sin embargo, las mismas se incumplieron.
Ni a un animal se le da una muerte tan violenta y en un espacio público.
Pues eran las 10:30 de la mañana del domingo de Pascua y el ex, la mata.
¿Reflejo de una sociedad injusta?
¿Corresponsabilidad de un Estado que fomenta la inseguridad jurídica en todos los ámbitos?
La historia de nunca acabar del machismo, que hace que algunos hombres crean que tienen supremacía sobre las mujeres y, por ende, son dueños de su vida y muerte. Tal vez, por culpa de la costumbre de normalizar la violencia, de justificar a los agresores y muchas veces a los asesinos, al tratar de escucharles motivos. Cuando no hay motivo para una agresión. Peor: ¡No hay motivo para un asesinato!
Son muchas las personas que no entienden que un pequeño machismo, puede ser el germen de una gran tragedia, por eso la necesidad de tolerancia cero a actos de machismo y violencia.
La sociedad en su conjunto, necesita con mucha urgencia ser reeducada. Los valores y buenos principios deben primar en la sociedad, asimismo el respeto y la solidaridad a todo ser humano.
¿Hasta cuándo el Estado, se resistirá en diseñar políticas públicas que fomenten buenos principios y eliminen la violencia?
Urge repensar la sociedad, las personas del sexo femenino (las mujeres), no son objetos, que pueden ser comprados, vendidos, consumidos, asesinados… Además, juzgadas después de asesinadas, por personas que creen que ellas tuvieran la culpa para la reacción anormal del psicópata que la mató.
La violencia en contra de las mujeres es histórica y, hoy por hoy, se acumula a niveles insoportables. Nuestra sociedad está a un paso de la barbarie y a los medios, solo les interesa el sensacionalismo.
Yo no quiero que te maltraten, porque naciste mujer.
Yo no quiero que te violen, porque naciste mujer.
Yo no quiero que te juzguen, porque naciste mujer.
Yo no quiero que te humillen,
que te abusen,
que te denigren,
que te hostiguen,
¡Yo no quiero que te maten, porque naciste mujer!
…
La muerte violenta de las mujeres por razones de género, tipificada en nuestro sistema penal como feminicidio, es la forma más extrema de violencia contra la mujer.
…
¡Basta de violencia contra la mujer!
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(*) Licenciada en Filosofía. Gestora cultural, escritora, poeta y crítica literaria. Columnista en la Revista Inmediaciones (La Paz, Bolivia) y en periodismo binacional Exilio, México.
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