Foto © Cuarto Oscuro (El Sol de Cuautla)
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En artículos anteriores señalé aciertos y desaciertos del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, conforme transcurría nuevos contextos. En un primer análisis destaqué inéditas acciones (políticas públicas) donde sobresalió su fortaleza popular, estilo frontal de gobernar y original forma de comunicar (conferencias mañaneras). Congruencia de discurso y praxis que fue constante en temas como el combate a la corrupción, austeridad republicana, apoyos a personas de la tercera edad, a estudiantes entre otros e incremento del salario. Algunas sombras están relacionadas a resultados de la inseguridad ciudadana y viejas prácticas políticas dentro del partido gobernante (MORENA).
El presidente López Obrador llega así a 9 meses de gobierno y primer informe (1 de septiembre) con un respaldo en general, según encuestas del 70 por ciento, en un escenario que continua polarizando a sectores, que parecieran desear que todo salga mal para regresar a formas y estilos anteriores. El país –para esta minoría- se encontraría al borde del abismo (un Titanic antes del naufragio). Opinión que parece no importar al 70 por ciento que en gobiernos anteriores fue pauperizado, llegando a extremos inadmisibles de corrupción, dilapidación de recursos, desempleo e inseguridad. Dicha mayoría optó por un cambio contundente y tal situación considero no es objeto de manipulación, ni ignorancia, como se critica. Simplemente instinto y defensa de intereses.
Según datos oficiales la economía –por distintos factores, exógenos y endógenos- ha tenido un desempeño limitado y cuestionado, pero la intención de favorecer a los de abajo es más que evidente, aunque sea tildado de populismo. En tal sentido, la irrupción de la 4T que significa cambio radical en la administración pública también cometió y comete errores, que en varios casos reconoce el propio presidente (acción también inédita), evidentemente hay una dosis de inexperiencia que debe subsanar una válida autocrítica.
Por otro lado, como ningún otro presidente AMLO supo entender la importancia de los contrapesos actuales que representan contenidos difundidos por internet, a través de redes sociales y otros. Un contrapeso vital sobre todo por la gran audiencia de nuevas generaciones frente a medios tradicionales. Estrategia comunicacional que domina el espacio público y que le permite solidez y transparencia (con lenguaje directo, genuino y simple, explica qué es y qué hace su gobierno), además de mayores indices de aceptación ciudadana, esta circunstancia le permite construir una narrativa original y exitosa, a pesar de sus críticos.
Finalmente, resaltar que con dicha presencia mediática consistente el presidente impone agenda nacional y es parte principal de la conversación ciudadana. Los contenidos de sus conferencias generan auténtica conversación e interacción en todos los medios (tradicionales y virtuales) con ello- reitero- su narrativa es permanente. Sin lugar a dudas, tiempos nuevos.
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(*) periodista (EPCSG) y economista (UAM-A)