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NIP 08/06/19 (7:00). Hace varios años un veterano y sabio periodista (a quien agradezco pláticas y enseñanzas), para explicarme de qué lado se debe estar en un conflicto que nos involucra, utilizó una metáfora para expresar su postura “¿Qué harías? –me dijo- si al llegar a tu vivienda, varios metros antes, ves una trifulca y de pronto te das cuenta que una pareja agrede con violencia a tus papás. En tal circunstancia, no te pones a averiguar las razones, una reacción natural sería que a golpes defiendas a tus padres, es decir tomas postura de facto, en automático sabes de qué lado estas, independientemente de las causas del enfrentamiento, que seguramente luego será aclarado. Así, hay momentos en la historia de las naciones y los hombres que, se debe tomar una postura contundente, sin mezquindades, ante sorpresivos o inesperados ataques.
La metáfora viene al caso por lo siguiente: A seis meses del arribo de Andrés Manuel López Obrador, quien prometió que su gobierno iniciaría una transformación (4T), austeridad absoluta, y combate a la desigualdad, impunidad y corrupción entre otras anomias sociales. A pesar de contar con un sólido respaldo popular (más de 30 millones), sus políticas públicas continúan afectando intereses económicos -incluido medios tradicionales-, por lo que el escenario político se fue polarizando más. De hecho en sus conferencias mañaneras, el presidente insistió en un “fuera máscaras” para evidenciar sesgos informativos. Actualmente la crítica (en algunos casos obsesiva e irracional) se trasladó a redes virtuales. Es curioso observar a un sector de opinólogos exigir resultados –casi- instantáneos, insólito porque durante décadas se beneficiaron de recursos públicos (vía publicidad encubierta o chayote). Hoy pareciese que desean con fervor, le vaya mal al nuevo gobierno, para concluir que siempre tuvieron razón en sus arengas mediáticas, era “más de lo mismo o un peligro para México”.
Vivimos pues, amenazas internacionales de alto impacto que, podrían resultar graves para la económica nacional, con efectos multiplicadores devastadores, precisamente por anteriores tratados comerciales y políticas neoliberales (desde hace 3 décadas) los cuales afectaron a sectores estratégicos y soberanía nacional. En tal sentido nuestra economía es dependiente casi en su totalidad del vecino del norte.
El factor Donald Trump, un presidente bravucón y provocador al buscar la reelección norteamericana, toma nuevamente como bolsa de golpes o piñata a México, conduciendo al país al borde del abismo (guerra comercial abierta), a través de aranceles a todos los productos mexicanos, es decir incrementos paulatinos de 5 a 25 %, lo cual significaría ingresar a una profunda recesión. Trump, así mezcla su ventaja económica con temas migratorios. Un escenario no previsto, pero de clara agresión al país, por tanto “razón de Estado de máxima alerta” que –sin lugar a dudas- amerita la unión del país más allá de animadversiones domésticas, intereses partidarios, empresariales, sindicatos, poder judicial y contrapesos, entre otros.
Como nación transitamos terrenos minados, por ello se activó prudencia, estrategia y negociaciones de cancillería (Relaciones Exteriores). La historia coloca al gobierno de López Obrador en un momento de definiciones mayúsculas, que puede significar –a favor o en contra- un categórico punto de inflexión. La 4T debe redefinir, objetivos y posibilidades de cara al futuro, además absorber lo que resulte de la amenaza comercial. Al respecto, hay que ser claros López Obrador enfrenta una realidad económica y geopolítica delicada y peligrosa que ningún antecesor anterior pasó, se trata de la inviabilidad de la industria nacional, la dependencia energética, alimentaria y un enfrentamiento directo, lo cual -seguramente- a futuro obligará a nuevas alianzas con potencias y espacios de poder distintos al norteamericano.
Nos enfrentamos a situaciones exógenas que nos conducen a toma de decisiones, es decir contextos que obliga a los actores a ejercer acción y postura con “altura de miras”, lo cual –incluso- puede cambiar la historia. Una mala decisión significaría el desastre y prematura derrota de la 4T. Por otro lado, si crisis significa oportunidades, estamos ante condiciones políticas y sociales propicias para un cambio histórico y esperanzador.
El evento de Tijuana (donde empieza la patria) será relevante y simbólica por el contexto, El equipo diplomático encabezado por Marcelo Ebrard, después de 3 días de negociación logró desactivar el tema arancelario. La cordura y firmeza de López Obrador fueron claves, por lo que su discurso fronterizo en el centro de Tijuana (Baja California) no debe ser ideológico, ni partidario, ni de justificaciones sino de unidad, acciones y planes concretos.
También subrayar la inquina y mezquindad (en unos casos y otros) reitero de adversarios, clase política, Corte Suprema de Justicia y otros actores políticos que regatearon apoyo y llamado a la unidad nacional, creo siguen sin entender el papel del Estado ante una agresión extranjera. Finalmente la grandeza de un jefe de Estado se mide cuando afronta circunstancias emergentes o contingencias no previstas y con determinación logra salir adelante, por lo que esperamos que esta experiencia, que aún se encuentra en proceso, nos fortalezca como nación.
(*) Periodista (Escuela de Periodismo Carlos Septién) y Economista (U.A.M. Azcapotzalco)
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