“Aquí vale más la vida de un burro que la de ustedes”. El cabo al dirigirse a los recién llegados a las Islas Marías, en Cadena perpetua (1971), de Arturo Ripstein.
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Durante más de un siglo, el escuchar “Islas Marías” causó terror a mucha gente; enviaba un mensaje a los criminales de todo tipo para hacerles ver que si delinquían y los apresaba la policía, entonces corrían el riesgo de ir a pasar muchos años en uno de los penales más emblemáticos del gobierno mexicano -aunque no el único-, “La Colonia Penal Federal Islas Marías”, como es aún su nombre correcto.
En la realidad mexicana, por muchos años hubo prisiones más siniestras, violentas y oscuras que las Islas Marías, tal fue el caso de la temible cárcel de Belén, que fue inaugurada en 1863 por el gobierno del entonces presidente Benito Juárez, pues la prisión anterior se inundaba, además que los juzgados estaban en el Centro de Ciudad de México, por lo cual muchos presos se fugaban al ser trasladados, entonces se pensó en la necesidad de tener en un solo sitio, tanto celdas como la burocracia encargada de impartir justicia.
Sin embargo, fue durante el gobierno del general Porfirio Díaz que la cárcel de belén -como lo mencionaron crónicas de la época-, fue “el verdadero infierno, no el que se tiene al morir”. Según se cuenta, ahí estaban hacinados más de mil reos, pero como no había luz, no estaba bien ventilada y no había letrinas -mucho menos drenaje-, los reos tenían que hacer sus necesidades en barriles que duraban en las atestadas celdas, semanas, por lo que el hedor a excremento era insoportable, con esto podemos imaginarnos cómo era la comida y la calidad de vida.
Irónicamente y como modelo de prisión moderna y con el fin de rehabilitar a los reos más que castigar, el General Díaz mandó construir la cárcel más moderna de México, similar a las europeas; Lecumberri también conocido como “El palacio negro”, fue inaugurado en 1900 y cerrado en 1971, dando paso a los que hoy conocemos como “Centros de Readaptación Social” (Ceresos).
La lista de reos que estuvieron en Lecumberri es extensa -ya hablaremos con más detalle en otra ocasión-. Ahí vivieron lo mismo asesinos seriales y violadores, que pintores, escritores y presos políticos que se atrevieron a denunciar la desigualdad social y los abusos de gobiernos aplastantes y autoritarios, primero durante el porfiriato y luego con los gobiernos emanados del PRI.
Entonces… ¿por qué el terror a las Islas Marías? Porque el reo que iba a “Las Marías” estaba prácticamente incomunicado, dichas islas se encuentran a 100 kilómetros de las costas de Nayarit y 112 del puerto de Mazatlán, en Sinaloa, por lo cual era casi imposible que los familiares de los reos pobres y sin recursos, se costearan el viaje para irlos a visitar.
Además, el condenado a Las Islas Marías iba a trabajar; las jornadas en las salineras eran duras, extenuantes y muchos reos morían de cansancio, caían enfermos y según se plasma en diversas obras literarias, la indiferencia y el poco valor de la vida de los presos era la constante: el reo no iba de vacaciones, ni estaba en Acapulco, estaba ahí porque tenía una deuda con la sociedad y con el trabajo iba a pagarla.
Uno de los reos más famosos fue José Revueltas, activista político, intelectual y escritor, estuvo preso en dos ocasiones (1932 y 1934); en esas experiencias escribió “Los muros de agua” (1940), donde expone la degradación que sufre el ser humano en un penal donde no hay más ley que la que el jefe de la cárcel impone.
Si bien es cierto “Los muros de agua” no es una novela de denuncia ni una experiencia de vida, sí es un reflejo un tanto filosófico de lo que puede pasar un hombre al ser preso político, considerado como “enemigo del Estado”. El título refleja con gran exactitud la prisión como tal: sus muros ya no son de piedra, ni están resguardados con alambres de púas, el agua de las islas son el verdadero muro infranqueable para quien intente escapar.
En 1969, el escritor mexicano Luis Spota publicó “Lo de antes”, novela que posteriormente Arturo Ripstein llevó al cine con “Cadena perpetua” (1971). La trama cuenta la historia de Javier Lira, un hábil ratero y proxeneta que mientras delinque vive a lo grande, con lujo, con mujeres hermosas que le dan dinero a cambio de sexo y protección, pero que cae en la mediocridad de un trabajo mal pagado cuando decide “componerse”.
“El Tarzán Lira” como se le conoce en el bajo mundo, también pasó un tiempo en Las Islas Marías y ahí, tanto la novela como la cinta muestran cómo los hombres se rebajan hasta perder la propia condición humana y ahí, los reos son capaces de matar por un cigarro; muestra como el hombre más macho es capaz de entablar relaciones homosexuales, ya no digamos por falta de mujeres para tener sexo, sino simplemente para que les hagan una caricia y se sientan nuevamente humanos.
Otra obra que relató lo duro de la vida de los reos es “Islas Marías” (1951), dirigida por Emilio “Indio” Fernández y protagonizada por el ídolo mexicano Pedro Infante. Hay que agregar que Mauricio Magdaleno participó como guionista -siendo Magdaleno uno de los mejores escritores de cine mexicano-, y Gabriel Figueroa, en la fotografía.
Con este equipo y actores de primera línea, “El Indio” cuenta la historia de Felipe (Pedro Infante), quien, a pesar de ser inocente, es acusado de un asesinato y es enviado a las Islas Marías, donde nuevamente el tema central es el trabajo extenuante e inhumano que les dan a los reos, sin olvidar los malos tratos y la violencia propia de las cárceles.
Por último, hay que mencionar otra excelente novela que posteriormente se adaptó al cine: “Islas Marías” (1959), de uno de los escritores consagrados de la literatura mexicana, Martín Luis Guzmán, que narra cómo un grupo de internos busca fugarse del penal, una obra donde nuevamente retrata las injusticias de la justicia mexicana.
Pero Las Islas Marías dejarán de ser penal y por decreto del presidente Andrés Manuel López Obrador, se convertirán en centro recreativo que llevara el nombre de uno de sus huéspedes más famosos: “Centro Recreativo Los Muros de Agua-José Revueltas”.
(*) Periodista y Mtro (UAM-A)
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