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NIP 04/08/15 (CDMX). “No intentes entender a México desde la razón, tendrás más suerte desde lo absurdo”, afirmaba André Breton (escritor, poeta y ensayista francés) luego de visitar en 1938, Ciudad de México, refiriéndose al caos, desorden y claroscuros cotidianos que prevalecen en la vida de los mexicanos.
Así pues, habitamos un país de contrastes y desigualdades extremas donde lo “increíble” para extranjeros es “común” para lugareños, tal situación en ocasiones nos conduce a reírnos con humor negro de nuestras propias desgracias e incluso festejar el cinismo y la doble moral.
Pero ¿cuál es el punto de inflexión, cuál el límite, cuál el punto de quiebre de la sociedad actual?. ¿Qué sigue después del (queja previa) pero ¡bueh!, qué continua? La respuesta la sugirió Breton 77 años antes.
Coincidentemente y para reforzar la afirmación del escritor francés se filmaría en 1950 “Los olvidados” película surrealista de Luis Buñuel; se publicaría en 1955 “Pedro Páramo” de Juan Rulfo y posteriormente novelas y análisis académicos sobre el tema.
Ha pasado el tiempo y miles de diagnósticos y seguimos igual, incluso peor (a pesar de la revolución tecnológica del siglo XXI), vivimos con más dispersión, simulación, sumisión, impunidad y amnesia, no en balde la cultura política que poseemos fue construida por el PRI, partido político hegemónico por mas de 70 años, y luego continuada por una partidocracia cómplice.
A los temas anteriores se suman otros de extrema gravedad: Narcotráfico, crimen organizado, inequidad, desempleo y corrupción, todos permean el sistema social, generando un camino explosivo y mortal. Caer en el abismo, parece ser solo cuestión de tiempo, los limites se van agotando.
Así las cosas, la fuga del Chapo Guzmán, Ayotzinapa, Tlatlaya, periodistas asesinados y las miles y miles de ejecuciones que se incrementaron en el gobierno de Felipe Calderón y lo que corre del sexenio de Enrique Peña Nieto, nos retrata como país. Nos humilla y sobre todo desnuda al discurso fatuo de un gobierno rebasado, incluido ajustes y reformas.
En todo han fallado los gobernantes junto a la ineficiente clase política. En lo absurdo, lograron reproducirse exhibiendo ineptitud, soberbia y “gandallismo”. En este sentido, no existe autoridad digna de reconocimiento, ni político en servicio digno de admiración.
La indignación, desesperanza y desasosiego de la sociedad, nos ahoga y aumenta. Estamos pues ante una profunda crisis de ética y confianza donde la onda expansiva de injusticia y violencia va llegando inexorablemente al Distrito Federal.
En dicha vorágine de terror, este fin de semana ejecutaron a otro periodista junto a activistas de derechos humanos (tortura y tiro de gracia incluidos), quienes a pesar de haber denunciado amenazas de muerte y hostigamiento por ejercicio profesional, aún asi, fueron asesinados el fotoreportero Rubén Espinoza (semanario Proceso y Cuarto Oscuro) y Nadia Vera (activista veracruzana) entre otros.
¡Qué impotencia! de no contar de gobernantes con “altura de miras, sensibilidad, austeridad, e inclusión”. Pareciese vivimos en una temporada de zopilotes, donde se alimenta la inacción y desmemoria colectiva/histórica.
En este contexto dejo como constancia mi observación de dichas anomias sociales y traslado la pregunta al lector ¿Qué más tiene que ocurrir o pasar, para que una mayoría social despierte de la apatía e indolencia colectiva?.
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(*) Periodista (Esc. C. Septién G.) y Economista (Universidad A. Metropolitana).