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CDMX (12/08/25). Cae la lluvia en el norte de ciudad, pareciera que Tláloc en las últimas semanas estuvo inquieto, de hecho, ayer mismo, parte del Zócalo y el metro estuvieron inundados, gajes de vivir en la gran Tenochtitlán que de vez en cuando nos recuerda que -hace 7 siglos- también fue lago.
Así, llegué a visitar brevemente a Fidel Carlos Flores, lo encontré rodeado de tres libreros repletos de cuentos, novelas, política, economía, historia y periodismo, entre otros, Fidelgando (seudónimo literario) siempre afable y empático parece estar en otro espacio, sonríe y achina su mirada al comentar que se siente más cómodo en los textos escritos, que en el botepronto de la verbalidad, me señala papeles escritos, un libro releído, viejos cuadernos y a su veterana computadora azul.
El tiempo pasa y ya no es el hombre lleno de energía que a la vez trabajaba en Tlanepantla, daba clases en universidades, participaba fines de semana en un programa de televisión, caminaba y chachareaba en el centro, además de participar en marchas o eventos y luego escribir obsesivamente crónicas y análisis de su interés.
Ahora habita un universo más íntimo y pausado, desde su ventana (pequeña vivienda en segundo piso) se ve y se respira: árboles, trinar de aves y ruidos citadinos; un ambiente sereno convertido en refugio y símbolo de vida.
¿Y qué estás haciendo ahora? -le suelto- “De todo amigo, sobrevivo, entre otras cosas escribo artículos de opinión sobre los tiempos que corren, analizo el poder, en todos los sentidos, las circunstancias político-históricas y sus contextos sociales”, enfatiza.
Mientras me invita una infusión (mate) continúa “Creo nos hemos vuelto poco receptivos al dolor, a la vida de los otros y a la colectividad en general. La virtualidad, incluida todas sus extensiones ha estimulado la desconexión humana”.
Desde que lo conocí, Fidel conserva en su plática un pensamiento persistente, congruente con largas horas de introspección. Sus escritos también nos muestran su historia, su voz y capacidad de reinventarse.
“Y es que en amores líquidos como diría Zygmunt Bauman o tiempo de posverdades oligofrénicas, hay que regresar a los valores básicos, a las lecturas clásicas, leer y escribir porque, aunque no lo creas, escribir sana”. Finaliza.
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(*) Comunicador Social y cronista.
Fidel Carlos Flores, una gran persona, luchador de sus creencias, autor, escritor de textos, canciones y poesías hermosas. Noble hijo, hermano, buen padre. Siempre serás un orgullo para nosotros.
Te mando un abrazo desde nuestro Chaco que hoy 12 está de aniversario. Buena vibra para vos, y tú flia .