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Santa Cruz (7/08/25). “No hay nada que celebrar. No hay democracia. Bolivia está en el abismo. No hay república ni Estado. Bolivia es un Estado fallido y sin futuro”.
Fueron algunos epítetos de los analistas y comentócratas del desastre, de los falsos profetas que todo lo ven mal, de los agoreros de los males para nuestra querida patria.
Las redes sociales se inundaron de mensajes de orgullo y de esperanzas en el bicentenario de Bolivia, pero también primaron esas voces de personajes que desde su comodidad del escritorio dijeron que el país está totalmente mal, destruido, deshecho y que no había nada que celebrar ni nada para alegrarse.
A estos falsos profetas, seudo analistas, escribidores que tienen fuertemente arraigados el odio, la maldad, el racismo, el regionalismo y tantas taras sociales, hay que decirles que están totalmente equivocados. No porque un gobierno esté mal, en Bolivia todo está para los perros (**), ¡no es así!, la nación es más grande y digna que todos nosotros, que todos aquellos que fueron hijos de la democracia y que hoy atentan contra ellos, creyéndose los únicos que pueden gobernar (con tufo de arrogancia).
Hay mucho que celebrar en sus 200 años, debemos alegrarnos y reflexionar. Nuestro país es como el roble, no se doblega ni se destruye. ¡Salud y libertad! bolivianos y a construir otro bicentenario en democracia.
Para los amantes de la destrucción y para esos profetas, les dedico esta poderosa poesía de Raúl Otero Reiche:
“Mi corazón es la colmena
y mi cerebro el hormiguero.
Vibran mis músculos de boa,
se abren cantando mis arterias.
Mis labios sangran en el grito de luz
y aroma del clavel.
Yo soy el hombre de la selva,
perfume, cántico y amor,
pero encendido de relámpagos,
pero rugiendo en huracanes.
Yo soy un rio de pie”.
Bolivia, es un rio de pie y vamos por otros ¡200 años y más!
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(*) Periodista y Lic. Filosofía
(**) La expresión “estar para los perros” es una frase coloquial que se usa en varios países hispanohablantes para describir una situación o condición muy mala o deteriorada. También se usa para describir a alguien que está en muy mal física o emocionalmente.