
—Entre el éxito profesional y el desastre personal
—La bioserie, éxito esperado
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Con el reciente estreno de la serie biográfica de Roberto Gómez Bolaños, “Sin querer queriendo”, el gran actor, guionista y productor, conocido mundialmente como “Chespirito”, ha revivido el enorme interés que millones de personas alrededor de todo el mundo siguen teniendo sobre sus programas, personajes y ahora también, en su vida personal.
Tomando en cuenta que las primeras apariciones de Chespirito como protagonista de sus propios programas se remontan al ya muy lejano 1968, con “Los supergenios de la mesa cuadrada” (¡1968, hace 57 años!), siguen transmitiéndose por canales de paga y TV. abierta, y siguen vigentes.
Por increíble que parezca, las nuevas generaciones siguen siendo fieles fanáticos de personajes icónicos como “El Chapulín Colorado” y “El Chavo del 8” -ambos surgieron en 1978-; personas que crecieron con las constantes repeticiones de “Los Caquitos” o “Los chifladitos” y aunque sepan casi de memoria los diálogos, siguen viendo y consumiendo programas de televisión que ya son historia, y deberían de ser vistos por gente que consume el mercado de la nostalgia – y que por cierto es un excelente nicho de mercado-.
Aunque la carrera de Roberto Gómez se remonta a la mitad de la década de 1950, iniciando como escritor en la radio, y luego con ese humor tan simple y para mucho de sus críticos, catalogado como “humor bobalicón y sin gracia”, ha sido y es un referente de la comedia no solo en México; su presencia rebasa Latinoamérica, al grado que “El Chapulín Colorado” fue visto y transmitido -con mucho éxito-, en regiones y culturas tan distantes y diferentes a las latinoamericanas como Rusia y Turquía. ¡El Chapulín colorado doblado al ruso y visto en la desaparecida Unión Soviética!
Algo que se deja ver en la bioserie, producida por el gigante HBO, es que otros referentes de la comedia en cine y TV., Gaspar Henaine “Capulina” y Marco Antonio Campos “Viruta”, no hubieran alcanzado la fama sin los guiones de Chespirito, primero en cine y luego en la TV.
La carrera de Gómez Bolaños comenzó en el ahora ya conocido y convertido en leyenda, Canal 8, donde tuvo gran éxito y fue parte medular de la programación del canal que fue propiedad de la cadena Televisión Independiente de México (TIM), pero que en 1973 se fusionó con Telesistema Mexicano (canales 2, 4 y 5), formando el consorcio que hoy conocemos como Televisión Vía Satélite, o simplemente Televisa.
Y es en la empresa de la familia Azcárraga, donde la carrera de Chespirito, detonó; Emilio Azcárraga Milmo “El Tigre Azcárraga”, asumió el control de Televisa tras la muerte de su padre -Emilio Azcárraga Vidaurreta-, comenzando una agresiva campaña de marketing, llevando sus contenidos, primero a América Latina y luego a varios países del mundo, creando un enorme emporio de contenidos televisivos.
Cabe mencionar -y de seguro los fieles seguidores de Chespirito me van y se van a ofender-, Chespirito no es el único genio de Televisa, pues Ernesto Alonso -gran productor de telenovelas-, y Raúl Velásco -en los espectáculos-, también fueron figuras idolatradas a nivel mundial.
Tomemos en cuenta que por décadas, Televisa fue el gran productor de melodramas en lengua española, y que cualquier cantante o cómico que quisiera despuntar su carrera, debía tener el visto bueno de Raúl Velásco, y por supuesto, presentarse en “Siempre en domingo”, conducido, por “El Güero Velásco”.
Otro personaje que también es referente de la TV. Infantil, es Xavier López “Chabelo”, pero hay que mencionar que cada uno de estos personajes tienen su propia historia y si bien es cierto que fueron exitosos por su carisma y personalidad, también hay que apuntar que la mano de hierro y las buenas estrategias de comercialización de “El Tigre Azcárraga”, construyeron ese emporio que compitió con las grandes cadenas mundiales como la británica BBC, TV. Globo de Brasil y las estadounidenses NBC, CBS, ABC y Fox.
LAS CRÍTICAS.
Desde los años 70, en los que Chespirito se convirtió en un personaje muy popular, tanto periodistas como académicos, encontraron varios puntos con los que criticaron; se mencionó que Chespirito no fue original pues gran parte de su humor “era un refrito” -copia-, de “El Gordo y El Flaco”, de “Los tres chiflados” y por supuesto, del genio que revolucionó la comedia mundial a principios del siglo XX, Charles Chaplin.
Y si bien es cierto que algunos de los sketches y chistes de Chespirito ya habían aparecido en películas de “Cantinflas” o en episodios de “La tremenda Corte”, los supo adecuar a sus actores y darles su toque personal.
Otro de los puntos que algunos académicos en la sociología criticaban, era “el peligro que el pensamiento absurdo e ilógico de “El Chavo del 8”, fuera frenando el desarrollo mental de la niñez y que los niños de los años 80 y 90, actuaran de una manera absurda y estúpida- imitando al Chavito-.
Finalmente, se mencionó que se había terminado su genio y que “se refiriteaba a sí mismo”, es decir, que un mismo sketche lo repetía una y otra vez pero con otros personajes; un mismo chiste que primero apareció en La vecindad con” Quico”, luego lo hacía “Ñoño” y después “La Chilindrina”.
Esto se puede explicar por el exceso de trabajo de Chespirito y el poco tiempo para relajarse y escribir, ya que actuar, grabar discos, dirigir y encima escribir los guiones de sus programas, no le el daban tiempo para innovar.
LA BIOSERIE
Hoy, estando de moda el streaming y las bioseries -Luis Miguel, Vicente Fernández, Juan Gabriel o Gloria Trevi-, una figura tan importante y querida como Roberto Gómez, no podía ser la excepción; la idea fue anunciada y de inmediato comenzó el interés y la especulación sobre los actores que le darían vida a los personajes de La vecindad de El Chavo, y ¿qué se iba a contar?
“Sin querer queriendo”, es producida por HBO, y entre la historia se que cuenta, está lo vivido por Roberto Gómez Fernández, hijo de Chespirito y sus hermanos -seis hijos en total-, materiales periodísticos -muchos de ellos se encuentran en Televisa-, pero principalmente por la autobiografía escrita por el mismo Gómez Bolaños y con el mismo nombre: “Sin querer queriendo” (Penguin Random House, 2006).
La narrativa de la serie debe tener un protagonista y un antagonista, en este caso, el papel de villana lo lleva Florinda Meza, quien fue pareja sentimental de Chespirito, hasta su muerte en 2014, a la edad de 85 años.
En la serie, Meza es presentada como una mujer arribista y ambiciosa, que a base de sus encantos femeninos logró conquistar a Chespirito, tomando poder dentro del grupo y de forma directa, es culpable del divorcio de Gómez Bolaños con su primera esposa y madre de sus seis hijos, Graciela Fernández, y de muchas tensiones dentro del grupo, que llevó a la salida de Carlos Villagrán (Quico), y de Ramón Valdés (Don Ramón), un fuerte golpe que cambió gran parte de La Vecindad, al tratarse de dos de los personajes más importantes.
Incluso, se resalta las relaciones sentimentales que Meza tuvo con Carlos Villagrán y con el productor Enrique Segoviano -quien se enemistó con Chespirito al descubrir que a punto de casarse con ella, Meza comienza el romance con Gómez Bolaños-.
Para varios críticos, la bioserie es un homenaje a Graciela Fernández -quien murió en 2013, a la edad de 84 años-, pues debido al trabajo tan absorbente de Chespirito, el éxito y la fama, Roberto no pudo manejar estas dos grandes responsabilidades, y ella fue quien permaneció con sus hijos y por supuesto, vivió la separación y luego la relación con Florinda Meza, que duró hasta la muerte de Chespirito.
Como era de esperarse, la serie ha sido un éxito rotundo, ha revivido viejas polémicas como la salida de Carlos Villagrán del grupo de trabajo, por supuestos celos profesionales de Gómez Bolaños pues Quico llegó a ser más popular que el mismo Chavo, el supuesto poder que Meza tuvo sobre Chespirito y que orilló a Ramón Valdés a salir del elenco y el estancamiento en la creatividad, pues Meza influía en los guiones y en la producción.
Finalmente Chespirito sigue vendiendo, sigue vigente y sigue siendo el ídolo de generaciones que parecen no cansarse de ver la misma historia, alimentando las mismas leyendas urbanas.
LOS LIBROS.
En la última etapa de su vida, y ya con la tranquilidad que da la estabilidad económica, la vejez y miles de anécdotas y recuerdos en la memoria, Roberto Gómez escribió tres libros -que aún se siguen vendiendo-, y que en ellos aborda dos etapas de su vida, de su éxito y del cariño y admiración que se ganó: “El diario del Chavo del ocho (1995), “Sin querer queriendo” (2006), y un poemario menos conocido “… Y también poemas” (2003).
En “El diario del Chavo del ocho”, explica el universo de la vecindad del Chavo, sus personajes, sus vivencias pero sobre todo, la forma simpática y humana que tuvo ese pequeño niño huérfano, que tras salir de un orfanato llegó a una vecindad, y que de una manera tan singular, interpretó la vida.
Y en “Sin querer queriendo”, recuerda varios aspectos de su vida, hablando de su familia, de su nacimiento, de la forma en que se inicia como escritor en una agencia de publicidad hasta llegar al ser el monstruo y la leyenda en que se convirtió.
Pero más allá de lo que representa Chespirito en la televisión, hay tres aspectos que Roberto Gómez, como persona tuvo y hay que aplaudirle, y que los hizo por él, no por formar un grupo, un sindicato o algo similar para lucrar y sacar provecho; primero el defender su trabajo como escritor, como creador, por exigir que se le reconozca a la par de Capulina -el nombre de Chespirito, en los créditos, aparecía con letras enormes, igual al nombre de la estrella del momento, Capulina-. Tomemos en cuenta que la parte más importante de una historia es el escritor, sin historia no hay nada, pero irónicamente, el guionista es el menos reconocido en toda la cadena de producción.
Luego, la lealtad, a la empresa, al grupo, a sus actores, y finalmente, exigir libertad creativa y no aceptar que le impusieran guiones, actores o personajes; él era quien decidía en sus programas, y como es de esperarse y como ser humano, con grandes aciertos y terribles errores.
En próximas entregas, ahondaremos a detalle estos dos de los libros de Chespirito…
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(*) Periodista, Docente e Investigador