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CDMX (7/07/25). Hace varias décadas, durante mi formación académica en la UAM-Azcapotzalco asistí a una conferencia del periodista e historiador Gregorio Selser (+), ¿el tema? la invasión de Estados Unidos a Panamá (1989) y otras intervenciones en Latinoamérica. Luego de su enriquecedora plática a un auditorio repleto, pude hacerle una breve entrevista. Selser, me obsequió un libro de su autoría (La CIA en Bolivia, Editorial Hernández, 1970) y me sugirió otros libros más, para profundizar el modus operandi norteamericano en el continente.
En tal circunstancia, fue la primera vez que escuché sobre el control (adoctrinamiento o domesticación extrema) que realiza Estados Unidos a México y otros paises (con intensidad y violencia durante la guerra fría).
Menciono lo anterior porque en 2024 escuché al presidente Andrés Manuel López Obrador, nuevamente referirse al tema, lo menciona en su libro “Gracias” (Editorial Planeta, página 95), donde escribe que en México, los tecnócratas neoliberales ya amaestrados, parecían haber cumplido al pie de la letra la profecía de Robert Lansing, secretario de Estado del presidente Woodrow Wilson, que en 1924 recomendó: “México es un país extraordinariamente fácil de dominar porque basta con controlar a un solo hombre: el presidente. Tenemos que abandonar la idea de poner en la Presidencia mexicana a un ciudadano americano, ya que esto nos llevaría otra vez a la guerra. La solución necesita de más tiempo: debemos abrirles a los jóvenes mexicanos ambiciosos las puertas de nuestras universidades y hacer el esfuerzo de educarlos en el modo de vida americano, en nuestros valores y en el respeto al liderazgo de los Estados Unidos. México necesitara de administradores competentes. Con el tiempo, esos jóvenes llegarán a ocupar cargos importantes y eventualmente se adueñarán de la Presidencia. Sin necesidad de que Estados Unidos gaste un centavo o dispare un tiro, harán lo que queremos. Y lo harán mejor y más radicalmente que nosotros”.
En consecuencia, desde la década de los años veinte del siglo pasado a la fecha, dicho método fue perfeccionándose (en golpes blandos o duros), y con rostros a conveniencia (doble moral, hipocresía, cinismo y defensores de valores occidentales). Se decían tutores de la democracia, solo si respondían a sus intereses y organismos (como la ONU, OEA, FMI, BM, etc). Caso contrario Estados Unidos invadía, bloqueaba, u ocupaba países frágiles. A la par, también crearon instituciones como USAID, para actuar encubiertos domesticando conciencias, controlando disidencias y reproduciendo modelos de opresión que con los años evidenció la dependencia económica, el crecimiento de la desigualdad y la pérdida de soberanía.
En el colmo, archivos desclasificados del gobierno norteamericano exhibieron con documentos a varios presidentes de América Latina (durante el siglo XX), como colaboradores incondicionales o agentes de la CIA.
El contexto anterior, me sirve para comentar experiencias personales. La primera década de este siglo, siendo docente en universidades privadas me reclutaron y citaron a un edificio cerca al metro Chapultepec, para ser parte de equipos de estadística que se trasladarían a Centroamérica (El Salvador y Guatemala) a levantar encuestas en temporada de elecciones. Pasé dos entrevistas y me dí cuenta que les interesaba el perfil ideológico, al ahondar el tema resultó ser un corporativo de EU, con financiamiento estatal y privado, que claramente exponían su intención final de sesgar o cuadrar resultados de acuerdo al objetivo que se nos pediría. Se trataba -pues- de sondeos a modo, donde la verdad y resultados eran irrelevantes, y luego convertirlas en herramientas necesarias para construir narrativas de acuerdo a la empresa contratista. Al final rechacé el trabajo.
Varios años después, un colega suramericano me pidió de favor conseguirle un libro para enviarlo a su país, con otro periodista conocido, quien asistía esos días a un congreso de analistas y políticos en un hotel de Polanco. Fui al lugar, y me llamó la atención el control y hermetismo excesivo. Impulsado por mi curiosidad reporteril, me infiltré a los foros (con el personal de limpieza). Y constaté in situ , los temas y auspicio de importantes empresas, del partido Acción Nacional y de USAID. Obviamente, la actividad/reunión era de bajo perfil, porque se venían las elecciones presidenciales de 2012.
Paso el tiempo, y también observé el foro internacional CPAC (Acción Conservadora) organizado por Eduardo Verastegui sobre “La nueva derecha” en 2024 (con patrocinadores extranjeros y nacionales) allí asistió el multimillonario Ricardo Salinas Pliego y el presidente argentino Javier Milei.
Este año, cuando el presidente Donald Trump ordenó cerrar USAID (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional), su desmantelamiento mostró con claridad cuantos organismos no gubernamentales, reuniones, proyectos y cursos internacionales, entre otros, eran fondeados por dicha Agencia.
Todo en conjunto tiene que ver, con el intervencionismo y avance de un adoctrinamiento político y silencioso. Incluso, hay países donde sus líderes tienen nacionalidad estadounidense (Ejemplo: Daniel Novoa presidente de Ecuador), y otros donde los candidatos al competir muestran que tienen visa a Estados Unidos.
Otro hecho que recientemente registró la prensa, es que, a un par de meses de las elecciones presidenciales en Bolivia, varios candidatos fueron invitados a Boston (EEUU) a exponer planes de gobierno en un seminario económico. Dentro de un evento/reunión llamado “Bolivia 360 Day”, allí los asistentes analizarían ideas para el cambio de modelo económico y social del país, tras el fracaso y hundimiento del partido gobernante ¡Insólito!
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(*) Periodista EP. CSG y Economista UAM-A