
———- O ———-
CDMX (1/07/25). En distintos momentos de la historia de la humanidad, la tecnología acompañó de cerca (como sólida herramienta) al periodismo. Por ejemplo, la imprenta, la máquina de escribir, la computadora, el celular, la Inteligencia Artificial, etc.
En realidad, la tecnología no es el enemigo del periodista, lo primordial pasa por el uso que se le da a dicha tecnología.
Y tal uso, en este primer cuarto del siglo, refleja sesgo, opacidad y manipulación. En este contexto la tecnología virtual y su mal uso, alimenta antivalores del periodismo (desinformación, violencia verbal, difamación y campañas de guerra sucia, entre otros). Los medios hegemónicos y sus redes virtuales obedecen a líneas editoriales extremas que tienen como premisa la mentira, la confusión e irritación social, lo cual se refleja en opiniones polarizadas desde la ignorancia.
Sin embargo, en México, los medios tradicionales perdieron en los últimos años, no solo credibilidad, sino también espacios de poder, incluido el judicial. En consecuencia, la autocrítica, transparencia y critica per se, deben ser necesarias para el fortalecimiento de la actividad periodística.
El oficio del periodismo debe ser aún más ennoblecido por nuestro trabajo y conducta, además de las nuevas generaciones. Por lo tanto, se debe reivindicar sus pilares (es decir, contexto, rigor y contraste de fuentes) para eliminar malas praxis y secuelas.
EL PERIODISMO VETUSTO Y RANCIO ¿A qué se refiere?
Se refiere a las audiencias que consumieron contenidos prejuiciosos y crecieron viendo a figuras de noticieros privados (Ejemplo: Zabludovsky, López-Dóriga, etc), dentro de un sistema presidencialista (desde el siglo pasado). Informativos y espacios que continúan obedeciendo a intereses y órdenes directas de sus dueños, aderezados con la soberbia respectiva.
En los últimos años, -reitero- fue constante la pérdida de confianza en medios nacionales, y estos fueron migrando al internet, con contenidos filosos y opacos (es decir, invención de conflictos y polémicas que venden, para después aparecer con discursos imparciales).
Aparentan ser comentócratas ecuánimes, pero acusan sin evidencias, o dicen argumentos ad hominem, por ejemplo Raymundo Rivapalacio (Televisa), aseguró que en estos tiempos “la verdad ya es irrelevante”, es decir, ya no importan los hechos, sino lo que se diga de los hechos (Insólito).
El periodismo humano, como cualquier actividad, tiene claroscuros y errores y si se incurre en ellos, hay que rectificar a tiempo, o dar el derecho de réplica, sin erigirse en “dueños de la verdad”.
OTRO ÁNGULO DEL ANÁLISIS: MEDIOS, DEMOCRACIA Y SOBERANÍA
No hay donde perderse, los medios de comunicación son empresas que están determinadas por la lógica de la rentabilidad. Y como tal, buscan maximizar ganancias. Naturalmente, ello los conduce a vender publicidad o propaganda muchas veces, disfrazada de periodismo.
De hecho, hay intelectuales, especialistas o analistas que rentan su opinión: apoyando o rechazando narrativas, de acuerdo a quien los contrata.
La intensidad y tráfico digital en redes sociales (por cierto, con dueños privados) han llegado a normalizar en “memes”: La impunidad, la injusticia y la fútil sensiblería, entre otros. Allí, todos coexisten con un “periodismo de utilería”.
En realidad, el engranaje mismo del sistema busca conservar y perpetuar las relaciones de poder y las bases materiales que lo producen, lo cual -indefectiblemente- conduce al control (propiedad) de los medios que afectan a la sociedad. ¿Cómo? desde manipular la opinión pública hasta la compra-venta de la verdad. Lo cual, impacta devastadoramente en paises sin soberanía territorial y digital.
Por ello, es que los vehículos de información internacionales pertenecen a dueños de grandes corporativos/multinacionales; incluso esos propietarios, crean otros medios supuestamente antagónicos, que en el fondo solo son “disidencias controladas”, que reproducen un statu quo, que nada cambia.
Pregonan la democracia, la independencia, la imparcialidad, los contrapesos, pero sus narrativas son orientadas, vía algoritmos u otros, a la reproducción de la lógica de acumulación de riqueza. Es decir, hegemonías y ganancias sin límites totalmente garantizadas.
En este sentido, no existe la “mano invisible” del mercado, ni la “ética del multimillonario”, ni que “los medios de comunicación se regulan asi mismos”. Todos son eufemismos ya que la última palabra, siempre es la del dueño.
No obstante, considero que las variables anteriores (interes privado, propiedad y democracia) deben estar en determinado momento, sometidos a la soberanía de cualquier Estado-Nación, porque insisto NO puede haber democracia, sino existe soberanía nacional.
Finalmente, en todo proyecto político de cualquier país (más allá de populismos y soluciones mágicas), los resultados materiales que mejoran las condiciones de vida de sus ciudadanos, son los verdaderos determinantes que inician el proceso de alejarse de rémoras opresoras y discursos tóxicos. Aunque el trayecto sea bastante complejo y difícil, no es imposible.
———- O ———-
(*) Periodista (EP. CSG) y economista (UAM-A)