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CONSUMO DE KETAMINA DE ELON MUSK, REAVIVAN AUGE Y DEBATE EN EEUU

Fidel Flores by Fidel Flores
junio 7, 2025
in Internacional, Prensa en General
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CONSUMO DE KETAMINA DE ELON MUSK, REAVIVAN AUGE Y DEBATE EN EEUU

— El uso creciente, impulsado por figuras como Musk y el aumento de clínicas especializadas, genera preocupación entre expertos por los riesgos de abuso y la expansión del consumo fuera del ámbito médico
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NIP, INFOBAE, y Agencias (06/06/25). En los últimos años, la presencia de ketamina en la vida cotidiana de Estados Unidos ha dejado de limitarse a los quirófanos y clubes nocturnos para instalarse en clínicas psiquiátricas y, cada vez más, en la conversación pública. El caso de Elon Musk, quien ha reconocido consumir ketamina cada dos semanas bajo prescripción médica para tratar la depresión, ilustra el auge de este fármaco y los dilemas que plantea su uso.
Según reportó el The New York Times, Musk habría llegado a consumir ketamina casi a diario durante la campaña presidencial del año pasado, al punto de confesar a personas cercanas que el fármaco le estaba generando problemas en la vejiga, un efecto adverso conocido en casos de uso crónico. Esta situación, según Vox, refleja el crecimiento del consumo de ketamina en Estados Unidos y la paradoja que representa: un medicamento con potencial terapéutico, pero también con riesgos significativos para la salud pública.
La ketamina, sintetizada por primera vez en la década de 1960, ha sido utilizada durante décadas como anestésico en medicina humana y veterinaria. En los últimos años, investigaciones han demostrado su eficacia para aliviar síntomas de depresión, especialmente en pacientes que no responden a otros tratamientos. “Existe absolutamente un papel para la ketamina en ayudar a personas con depresión e ideación suicida”, afirmó el Dr. Kevin Yang, médico residente en psiquiatría en la Universidad de California-San Diego, en declaraciones recogidas por Vox. Sin embargo, Yang advirtió: “Eso no significa que vaya a ser segura y efectiva para todos”.

El auge de la ketamina en el ámbito clínico se refleja en la proliferación de clínicas especializadas. Según Vox, en 2015 existían unas 60 clínicas en Estados Unidos dedicadas a administrar infusiones de ketamina; actualmente, la cifra oscila entre 1.200 y 1.500. Además, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) aprobó en 2019 el primer aerosol nasal derivado de ketamina para tratar la depresión, comercializado como Spravato por Johnson & Johnson. El número de recetas mensuales de este medicamento se duplicó entre principios de 2023 y octubre de 2024, lo que evidencia la creciente demanda.
El Dr. Yang coescribió un estudio publicado este año que documenta el aumento del consumo de ketamina en la población estadounidense. Según los datos, el porcentaje de personas que reportaron
haber usado ketamina en el último año creció un 82% entre 2015 y 2019, experimentó una leve caída en 2020 —posiblemente por las dificultades de acceso durante la pandemia— y volvió a incrementarse un 40% entre 2021 y 2022. Aunque la proporción total sigue siendo baja, con un 0,28% de la población en 2022, Vox advierte que esta cifra podría estar subestimada, ya que no todos los encuestados reconocen el uso de drogas en los sondeos.
El crecimiento del consumo no se limita al ámbito médico. El estudio de Yang detectó que el uso de ketamina aumentó, sobre todo, entre personas blancas y con estudios universitarios, y que muchos usuarios la combinan con otras drogas recreativas como el éxtasis y la cocaína. “Las incautaciones de ketamina a nivel nacional pasaron de 55 en 2017 a 247 en 2022”, según un estudio de 2023 dirigido por Joseph Palamar en la Universidad de Nueva York, citado por Vox. Los expertos consideran que la mayor parte de la ketamina recreativa se produce de forma ilícita, aunque también se observa un aumento en la desviación de recetas legítimas, es decir, medicamentos perdidos o robados, lo que sugiere la existencia de un mercado negro en expansión.
La popularidad de la ketamina en entornos como Silicon Valley y su presencia persistente en ciertas culturas de clubes nocturnos, que surgieron en los años 80, consolidan su lugar en la contracultura estadounidense. “No podemos conocer la realidad detrás de las declaraciones públicas de Musk y los reportes anónimos sobre su consumo de ketamina”, señala Vox. El medio agrega que, aunque personas cercanas a Musk expresaron preocupación de que su uso terapéutico se hubiera vuelto recreativo, Musk desestimó los reportes de The New York Times. La coexistencia de la ketamina como fármaco terapéutico y narcótico hace que la frontera entre ambos usos resulte difusa.
El atractivo de la ketamina en el tratamiento de la depresión radica en su rapidez de acción. Estudios han demostrado que, para algunos pacientes, los síntomas mejoran en cuestión de horas, incluso cuando otras terapias han fracasado. Una revisión de estudios clínicos realizada en 2023 concluyó que la mayoría de los pacientes experimentaron mejoras significativas en menos de 24 horas. “La ketamina ‘absolutamente ha demostrado ser muy efectiva’, bajo la supervisión de un médico clínico”, subrayó el Dr. Yang.
El acceso ampliado a la ketamina podría beneficiar a los 21 millones de estadounidenses que sufren depresión mayor, siempre que el tratamiento se realice bajo control médico. Se recomienda principalmente para quienes no han respondido a otros tratamientos o presentan ideación suicida grave, ya que puede ofrecer una mejora rápida y evitar emergencias potencialmente mortales. Sin embargo, los proveedores de salud examinan cuidadosamente a los pacientes para detectar posibles problemas de consumo de sustancias, debido a los riesgos reales de abuso.
El uso de ketamina fuera del entorno clínico implica riesgos adicionales. Suele consumirse en forma de pastilla o polvo, esnifada o mezclada con bebidas, lo que facilita la sobredosis. Una encuesta reciente citada por Vox reveló que más de la mitad de los pacientes que intentaron automedicarse con ketamina en casa, ya fuera de manera intencional o accidental, excedieron la dosis prescrita. El desarrollo de tolerancia es otro peligro: los usuarios pueden necesitar dosis cada vez mayores para experimentar los mismos efectos.
La dependencia a la ketamina puede aparecer con el uso frecuente y en dosis elevadas. Los síntomas de abstinencia incluyen irritabilidad y ansiedad, entre otros. Aunque su potencial adictivo es menor que el de la nicotina o los opioides, la ketamina se diferencia de otros alucinógenos como la psilocibina, que en entornos experimentales para la salud mental presentan menor riesgo de generar hábito. “Las dosis de mantenimiento pueden ser necesarias en la terapia con ketamina, y regular cualquier uso a largo plazo para prevenir la dependencia es otra razón por la que la supervisión médica resulta crucial”, explicó Vox.
La evidencia disponible indica que la mayoría de quienes reciben ketamina en un entorno clínico no desarrollan abuso, lo que sugiere que el manejo adecuado reduce el riesgo de que el uso terapéutico derive en un trastorno. No obstante, dado que el uso de ketamina para la depresión es relativamente reciente y sigue en aumento, se trata de un riesgo que requiere vigilancia. Johnson & Johnson recomienda a los pacientes estar atentos al potencial de mal uso de Spravato.
La distinción entre uso terapéutico y abuso se vuelve más clara cuando un tratamiento quincenal en una clínica se transforma en un hábito regular en casa, especialmente si implica obtener la droga de fuentes ilícitas cuya pureza no está garantizada. La ketamina de la calle suele ser el fármaco en sí, producido y vendido ilegalmente. El Dr. Nabarun Dasgupta, responsable del Street Drug Analysis Lab de la Universidad de Carolina del Norte, declaró a Vox que han detectado un aumento reciente de muestras en las que la ketamina se mezcla con otras sustancias.
El consumo excesivo de ketamina a corto plazo puede provocar náuseas, hipertensión arterial, alucinaciones y episodios de “mal viaje”. El abuso prolongado puede causar problemas en la vejiga y el tracto urinario, dificultando la micción, como los que Musk describió en privado, según el The New York Times. Además, quienes abusan crónicamente de la ketamina pueden experimentar paranoia, pérdida de memoria y disminución de la capacidad de concentración.
A pesar de su potencial en el ámbito clínico, los riesgos asociados al uso de ketamina no son suficientemente conocidos por la población. Una encuesta reciente en el Reino Unido mostró que muchos usuarios desconocían que la ketamina puede ser adictiva. “No es algo con lo que experimentar por cuenta propia”, advirtió el Dr. Yang. El especialista enfatizó que las clínicas cuentan con múltiples controles de seguridad para sus pacientes y subrayó: “La ketamina ‘absolutamente ha demostrado ser muy efectiva’, bajo la supervisión de un médico clínico”.
El caso de Elon Musk y el aumento del consumo de ketamina en Estados Unidos reflejan tanto las oportunidades como los desafíos que plantea este fármaco. Mientras su uso médico ofrece esperanza a quienes no encuentran alivio en otros tratamientos, la expansión de su consumo recreativo y los riesgos de abuso subrayan la necesidad de información, regulación y supervisión médica estricta.
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