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CONTEXTO PREVIO.
Había emigrado adolescente del Chaco (Yacuiba) a La Paz, y mientras nos preparábamos para ingresar a la única universidad pública de la ciudad (San Andrés), un jueves 17 de julio, nos sorprendió en la mañana el golpe de Estado militar de Luis García Meza. Allí, conocimos la virulencia de la represión, la persecución de estudiantes, tortura, muerte y cierre de escuelas y universidades, entre otros.
La primera noticia radial, la escuché en el transporte público, inmediatamente bajé y caminé por la calle Zoilo Flores, pasando por el mercado Rodríguez (acompañado de Gilberto Zeballos Bossi) sin medir peligro llegamos a la Almirante Grau, a Plaza Sucre, Penal de San Pedro y luego por calle Colombia bajamos a la emblemática Av. 16 de julio.
A pesar que la gente huía de la zona, la curiosidad y audacia nos impulsaba a contracorriente; nos llamaba la atención el caos y desesperación de transeúntes. En medio de la intensidad de disparos -cada vez mayor- en Paseo del Prado, fuimos testigos «mirones» a 50-70 metros, agazapados en una tienda de la zona. Se trataba -después nos enteraríamos- del asalto a la Central Obrera Boliviana (COB) y asesinato de líderes de izquierda entre los que se encontraba Marcelo Quiroga Santa Cruz.
Estos hechos que, impactaron mi vida (y los registré en crónicas anteriores) fueron el preludio de un abandono abrupto del país. Una noche fría, en un avión (Aero Perú), sin boleto de regreso, Antes de arribar al aeropuerto internacional (El Alto), había pasado varios retenes militares en un viejo auto acompañado de un amigo y mi padre, rumbo a un inexorable auto exilio, a pesar, de ser -todavía- menor de edad.
En esa primera etapa pasé 15 años en México, norte y mesoamérica, conocí de aventurero/mochilero varios estados y países en esta parte del mundo, trabajé en actividades primarias, estudié un par de licenciaturas (periodismo y economía), formé familia y me asimilé totalmente a la dinámica capitalina-chilanga (a su cultura, historia, política y sociedad).
Inicios de los noventa y después de una breve temporada en EEUU y regresar a CDMX, tomé la decisión de volver a Santa Cruz a iniciar un nuevo tiempo de desarrollo, aportando mi escasa experiencia.
A decir verdad, en el periodismo había trabajado solo en Imevisión (Sistema estatal de TV: Canal 13, 7 y 22) como asistente de producción en el programa “La guía de cada día”, por un año y medio. Posteriormente me dediqué (más de una década) a actividades relacionadas a la administración de un pequeño negocio familiar, por lo que el oficio quedo pendiente.
EN SANTA CRUZ DE LA SIERRA (**)
Hasta que retorné los primeros meses de 1996 a Santa Cruz, las autoridades y empresas se preparaban para la Cumbre de las Américas sobre Desarrollo Sostenible (con la asistencia del vicepresidente de EU, Al Gore, 7 y 8 de diciembre de 1996), en tal circunstancia algunos canales requerían gente.
Tenía poco tiempo en la capital oriental, cuando ví un anuncio de periódico (oferta laboral Canal 13) y postulé, a los 3 dias me entrevistó el sub gerente Ricardo Saavedra, e ingresé a coordinación de Prensa, haciendo turnos también los fines de semana como reportero.
Hasta ahí todo bien, excepto no consideré un pequeño, gran detalle que frenó y ralentizó mi comprensión de la sociedad y cotidianidad mediática/cultural cruceña.
Había estado una década y media fuera del país y el léxico, forma de interactuar, comprender, recibir y enviar códigos de comunicación en la vida diaria era otra, no conocía ni las calles de Santa Cruz y en mi nueva función recibía llamadas constantes solicitando equipos de prensa para cubrir hechos noticiosos.
Por otro lado, siempre mantuve un perfil bajo en el oficio, y a dos meses de haber llegado, ya era parte de un noticiero, sin conocer a ningún periodista, ni saber la jerarquización informativa (en temas político/municipales).
Lo anterior lo entendí después de leer “El Hábitus Camba” un estudio etnográfico sobre Santa Cruz de la Sierra, de Adrián Waldmann. Donde el autor estudia valores y normas de la población, a través de la investigación en campo (collage de charlas) allí los protagonistas hablan y analizan al mismo tiempo, se auto identifican y dan su opinión y visión del tema en cuestión; con franqueza y profundidad casi todos los entrevistados hablan de sí mismos, de su mundo visible y de su visión del futuro. Ejemplo, algunos capítulos se refieren a: Identidad, Rango, Género, Ritual, Poder, Gusto, Gobierno, Orden, Valor, Mito, Conflicto, Fe, Comunicación y Bien común, entre otros.
Rememoro la humedad tropical de 1996 y a pesar de las limitaciones, a mi primera nota de prensa desde Monteverde (territorio indígena en la profundidad de la selva cruceña) y la caída de una avioneta en los márgenes de Santa Cruz (donde falleció toda la tripulación).
Tardé más de año y medio en ingresar a la interrelación plena, comprender y disfrutar nuevas amistades y el ambiente local; fue de gran ayuda que Roberto Añez, jefe de la carrera de Comunicación Social de una universidad privada, me invitara a dar clases a partir de inicios de 1997 y desde entonces continué por 25 años en un salón de clases en distintos países, incluso edité revistas periodísticas con nuevas generaciones (conociendo en ese lapso a casi 3000 estudiantes).
A inicios del milenio, y en medio de una violenta crisis económica y política que tuvo su cenit en Cochabamba, al darse la privatización y encarecimiento del abastecimiento del agua (Gobierno de Hugo Banzer) y que luego se conoció como la “Guerra del Agua” (protestas y marchas entre enero-abril del 2000, con víctimas mortales). En dicho contexto y meses después, la precariedad laboral e intimidación extrema, me obligaron a salir por segunda vez del pais. Un contacto familiar me envió un pasaje sin regreso, ofreciéndome un trabajo, no lo pensé dos veces, salí repentinamente.
Finalmente, esta crónica la escribo décadas después (más de 40 años de vivir en el exterior) como registro de mi paso por Santa Cruz, de ser agradecido con su gente y amigos que, a pesar de la rispidez normal en toda convivencia humana, son más los buenos recuerdos. Y cito a algunos colegas:
En el departamento de prensa de Canal 13 (Red Uno), conviví con Mónica Fuertes, Marcos Montero, Mariam Nazrala, Oscar Vargas, Pamela Moreno, Bicmar Rivera, Laura Donoso, Edgar López, Roger Romay, Sisi Añez, Juan Carlos Chávez, Fernando Justiniano, Edgar Soria, Armando Luján, Mario Espíndola y Gastón Requena, entre otros.
En Bolivisión (Canal 4), con Carla Patricia Soria, Francisco Munizaga, Ezequiel Serres, Alejandra Casso, Erwin Flores, Percy Suárez, Miguel Torrejón, Jorge Gil Suárez, Alfonso (Pollito) Saucedo, Walter Chama, etcétera.
También pasé por Radio Noticias, donde apoyaba a un programa (Coordinación de invitados) de Miguel Torrejón, a la vez compartí con Jaime Peña, Ivan Pino y en Canal 11 (programa sobre elecciones municipales) conocí a Hernán Cabrera.
Y bien, la vida y el oficio continúan en otras latitudes, y los fragmentos narrados son los que guardo en el disco duro de la memoria.
¡Buen camino para todos!
CDMX, otoño del 2024.
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(*) Periodista (EP.CSG) y Economista (UAM-Azcapotzalco)
(**) Santa Cruz de la Sierra, es la capital del departamento de Santa Cruz, actualmente centro industrial y comercial más importante de Bolivia, además es el núcleo cosmopolita con más rápido crecimiento (edificios, museos, restaurantes, cadenas, centros comerciales, etc) en todo el país.
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