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Santa Cruz, Bolivia (10/10/24). En Bolivia, los incendios forestales tienen autores materiales e intelectuales. Si usted está pensando en acusar sólo al Movimiento al Socialismo (MAS) está equivocado. Afine bien su puntería.
Es, la clase política representada por el gobierno, las bancadas del MAS, parte de Creemos (Agrupación política fundada por Luis Fernando Camacho) y CC (Alianza Comunidad Ciudadana liderada por el ex presidente Carlos Mesa) la que no quiere tocar o tratar leyes relacionadas a dichos incendios forestales. Lograron una alianza en función de sus intereses económicos y contra la vida de la Madre Tierra y el equilibrio ambiental.
La Brigada Parlamentaria del Beni firmó en pleno la “no abrogación” de las leyes incendiarias, incluso hay un ex dirigente cívico (y representante comunitario) entre ellos.
Mientras el devastador y masivo incendio continúa los cuestionados políticos y dirigentes se dedican a repartir culpas y responsabilidades entre unos y otros, entre derecha e izquierda, entre conservadores y progresistas, sin tomar en cuenta que, a estas alturas del daño ecológico, a la madre tierra le importa un pepino.
Insisto en que se debe asumir un compromiso multisectorial (con leyes y una vigilancia realmente efectiva) para que el próximo año no se repita la tragedia de este año, que se tradujo en más de 10 millones de hectáreas de bosques quemados; más de 7 millones de animales silvestres carbonizados; miles de indígenas desplazados a otros lugares, cuyas viviendas y su hábitat quedaron reducidos a cenizas; aguas de los ríos y lagunas contaminadas.
En tal contexto -repito- los incendios avanzan, el humo, las enfermedades, la destrucción, y las lenguas de fuego han neutralizado al comité cívico, juntas vecinales, Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, Municipios y Gobernación que no quieren afectar el avance del modelo del desarrollo cruceño.
Tenemos fuego para largo, al cual sólo un pequeño diluvio (intensas lluvias) puede sofocarlo y detenerlo, ya los bomberos están agotados y al poder le conviene mantener tensa la situación frente al abismo al que nos aproximamos: crisis económica, social, ambiental, de salud, pugnas y facciosos intereses, entre otros.
¿Esta es la herencia que van a dejarle a sus nietos y bisnietos: una tierra arrasada, golpeada y herida de muerte?
Pues, esta clase política se ha ganado el infierno aquí y ahora. ¡Lamentable!
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(*) Periodista y Lic. Filosofía
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