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CDMX 15/03/24). La semana pasada recibí un par de llamadas de colegas de Argentina, pidiéndome les comentara cómo estaba México, en el tema de medios convencionales (televisión, prensa, radio y sus respectivas cadenas). Me di cuenta que para hacerlo necesitaba explicarles un breve contexto de los últimos gobiernos y cuál la relación de la prensa con el poder político y otros fácticos (como el económico, religioso, etc). Por cierto, necesarios para contrastar y entender situaciones de dependencia, connivencia y cambio tecnológico.
Con la petición de los colegas, recordé al mtro. Miguel Ángel Granados Chapa cuando en un salón de clases (en los noventa del siglo pasado), abordaba la situación de los medios de comunicación en el México de finales de siglo; despacio y aguzando mirada el profesor Granados escribía en el pizarrón palabras clave, diagramas, esquemas y con ellos explicaba origen, conexiones, complicidad y doble discurso del periodismo y los políticos en la era neoliberal.
Hace algunos años, un informe de Reporteros sin Fronteras (Centro de Comunicación Social) sobre el manejo y concentración mediática, reveló que en México solo 11 familias propietarias controlan una gran parte de la información -que en sexenios anteriores- llegaban a una -casi- total audiencia. Entre ellos, la familia Azcárraga (A. Madero, A. Romandía), la familia Salinas Pliego, Vázquez Raña y otros.
Por otro lado, cuando se revisa la ruta del dinero, salta de inmediato asignaciones directas de dinero público para publicidad oficial (léase pautas publicitarias) con los que, por ejemplo, el gobierno de Enrique Peña Nieto, los favoreció entre 2013-18, con la friolera de 2 mil millones de dólares aproximado. Al respecto la nueva administración (2018-24) no solo los exhibió, en 2019 dio a conocer una lista de medios y periodistas que más publicidad institucional recibieron en anteriores sexenios; sino que, cambió las reglas y relación entre partes, generando una confrontación directa.
Algunos datos de 2024: aunque de manera general 9 de cada 10 medios hegemónicos están en contra de la gestión del presidente Andrés Manuel López Obrador, sin embargo, -casi- todas las encuestas al final de su mandato reflejan fortaleza y popularidad de AMLO (60 a 70 por ciento). ¿Cómo se explica esto?
Podemos deducir que la efectividad comunicacional de los -otro hora- poderosos medios de comunicación (Televisa, Televisión Azteca, Imagen TV, El Universal, Reforma, entre otros) hoy es mucho más débil en presencia y dominio. Hace unas semanas un funcionario público del sector, afirmó que precisamente esos consorcios mediáticos solo tienen influencia en el 30 del 100 por ciento de la población, incluso su tendencia es a la baja.
Definitivamente en los últimos años el consumo de contenidos de las audiencias cambió hacia la virtualidad, redes sociales, páginas web y canales de YouTube. Es decir, hubo una migración y desconexión masiva tanto de la televisión por cable, como de las señales abiertas. Tal circunstancia cimbró las estructuras de los medios corporativos, generando una profunda crisis financiera.
En tal escenario, el cambio de reglas en pautas publicitarias y el cobro de impuestos, que antes los grandes contribuyentes evadían, hizo que los contenidos de opinión en medios privados endurecieran sus ataques al actual gobierno. Utilizando bulos, sesgos, difamaciones y calumnias, a pesar de una mayor apertura democrática.
CONFERENCIAS DIARIAS
Las conferencias matutinas (mañaneras) del presidente López Obrador sirvieron para empoderar a una sociedad que antes fue ignorada y subestimada. Tal diálogo circular, además de imponer agenda nacional y escuchar respuestas -sin intermediarios- ante situaciones imprevistas, tiene millones de seguidores. Y es precisamente allí, donde radica su potencia y alcance. Una medición de audiencia aproximada muestra que al menos 10 millones de personas lo ven (en tiempo real).
Este ejercicio presidencial, único en el mundo además de conferencia, es la construcción de la política a partir de una opinión pública/ciudadana que encontró en el presidente un aliado que le dio voz, decoro y autoridad, circunstancia atípica que los grandes medios todavía no entienden. Considero que siguen en la inercia de soberbia y viejas prácticas de control masivo.
El nuevo trato sí les hizo daño, ya que los dueños se habían hecho millonarios con recursos públicos que el Estado canalizaba a sus empresas, por tanto, los medios privados solo repetían mensajes presidenciales por encargo, sin cuestionar. Recordemos que en su esplendor Emilio “El tigre” Azcárraga declaró que “Televisa era un soldado del PRI”. Un vínculo insano que robusteció fortunas, normalizó corrupción y se prolongó por décadas.
Este sexenio autodenominado de la 4ta Transformación, los confrontó y exhibió su marco ideológico neoliberal. En su lógica la libertad de expresión es solo para atacar y cuestionar al poder ejecutivo y no a otros poderes, ni a los privados (ellos son sagrados). Por cierto, en tiempos electorales se consideraban dueños de la legitimidad, pues los candidatos participantes, que no eran entrevistados en sus cadenas, no eran importantes. Situación que les servía para negociar y lograr mayores beneficios.
Hoy con menos ingresos (66 por ciento) se encuentran furiosos, además los evidenciaron que no vivían de la publicidad, sino que sus mayores recursos procedían del Ejecutivo. En otras palabras, fueron subsidiarias del modelo y vivieron del Gobierno, quien también los exentó de pagar impuestos y en ocasiones los rescató de sus aprietos económicos.
En los últimos tiempos, hasta el entretenimiento se les vino abajo y los despidos en todas las áreas se incrementaron significativamente, en la programación actual aún repiten contenidos (refritos).
NUEVAS OPCIONES VIRTUALES
En este punto hay que precisar que todas las plataformas y redes sociales usadas en México son empresas privadas de origen estadounidense, obviamente con fin de lucro e intereses, tanto geopolíticos, como económicos.
En tal sentido, las nuevas comunicaciones que se expresan en plataformas privadas (YouTube y otras) siempre estarán expuestas y a expensas de particulares que a través de algoritmos y nuevas tecnologías condicionan y manipulan contenidos.
Al respecto, y aunque se necesita mucha inversión, Jenaro Villamil responsable del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano, en una entrevista sugirió que, a futuro, la administración federal debería plantearse la necesidad de crear una plataforma real y pública del Estado. Una idea ambiciosa que otorgaría a través de fondos públicos, privados y reglas claras, una sólida independencia que privilegie a las audiencias.
Finalmente, los medios hegemónicos -repito- ya no comunican ni ejercen influencia como antes, pero en escenarios previos a una elección nacional, que llevará por primera vez a una mujer a la presidencia, estos harán todo lo posible por recuperar privilegios, aunque implique utilizar nuevos métodos de ataque, fake news y descalificaciones.
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(*) Periodista (EPCSG) y economista (UAM-Azcapotzalco)
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Muy buena columna y análisis
Gracias Tocayo, Saludos 🇲🇽🤝
Ojalá que nuestra próxima Presidente, viniendo del aérea científica planeé la elaboración de una plataforma que nos permita libertad con reglas, sin estar a expensas de las plataformas gringas que censuran un día sí y otro también.
Saludos y gracias por leer nuestros contenidos 🤝🇲🇽