Foto 1: Joaquín S. Lavado (Quino). Foto 2: Roberto Dotti
– La tira argentina nace en 1964 y deja de ser publicada en 1973, sin embargo, continúa vigente. La serie reconfigura el planeta Mafalda de la mano de sus amigos y admiradores más cercanos.
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Releyendo a Mafalda es una nueva serie de 4 capítulos en Disney+ y Star+. Una dedicatoria a la vida del maestro de maestros. Cuando uno empieza a verla no puede soltar. La narrativa está muy bien estructurada, con un relato entretenido y con enganches bien cuidados, casi imperceptibles. Cuatro cortos capítulos (¿Como se llama la nena?, Los amigos, Universo Mafalda y Mafalda eterna) redondean la nueva propuesta con una selección de personajes adherentes a Mafalda y su creador Joaquín Salvador Lavado Tejón (Quino) que sacan lo mejor de sí para alimentar y recontar su vida y obra. Un buen material de archivo del propio Quino (entrevistas, audios, videos y contexto histórico), donde también participan escritores, dibujantes, humoristas, caricaturistas, deportistas, cineastas, familiares y amigos. Se puede ver algunas partes relevantes de la entrevista que el expresidente Carlos Mesa, en su programa De cerca, le hizo en décadas pasadas.
El hombre nacido en Mendoza, en 1932, cuenta que la semilla germinadora de la tira fue un encargo para una publicidad. Mansfield era la marca de electrodomésticos que le propuso a una agencia crear una tira para los medios impresos. Y fue entonces que lo contactaron a un joven recién llegado a la capital argentina, quien debía realizar historietas de una familia cuyos nombres empezarían con Ma. De la película Dar la cara (1962), de José Martínez Suárez nace el nombre de la protagonista. “Allí le encontré el nombre”, dice Quino en un programa de televisión de la época. Resolví el problema porque tenía las letras M, F, D, de Mansfield. Sin embargo, fue rechazada y el proyecto quedó en un cajón durmiendo durante dos años.
Pero Mafalda quería salir. Un periodista amigo de Lavado le pidió “algo” para publicar en un diario llamado Primera Plana y en septiembre de 1964 se inicia la aventura. Quino tenía 32 años.
La serie guarda momentos épicos. Cuenta el propio Quino que desde chico descubre todo lo que puede salir de un pequeño lápiz; tenía 4 años cuando “ve” su pasión.
El recorrido de la serie le abre la puerta a la vida de una niña con sus padres de clase media argentina en la década de los años 60. Confiesa Quino que Mafalda fue adquiriendo una vida tan propia que él no la manejaba. El talento y la humildad de un observador inquieto fueron creando nuevos personajes que agrandaron de a poco el universo Mafalda.
La nena preguntona y transgresora sacude a sus padres que no tienen un aterrizaje muy concreto y profundo de los problemas de la vida y el planeta. Mafalda evidencia las faltas desde una inocencia inteligente. La nena se transforma en una heroína inconformista que pone de manifiesto lo mal que está el mundo. Ubica un tiempo de agitaciones y reemplaza el conservadurismo establecido con las contradicciones del sistema, reinventando preguntas con brutal sinceridad.
Pero Quino no estaba solo, tenía a Alicia Colombo, su mujer, un pilar fundamental en su vida. La doctora en Química era quien llevaba las cuentas porque él se sentía torpe para aquello. Alicia renunció a su trabajo en la Comisión de Energía Atómica en la década del 60 para difundir la obra del caricaturista fuera del país. Era hija única y nieta de un genovés; había nacido en Buenos Aires y coincidían con Joaquín en cine, música, literatura y fundamentalmente en la visión del mundo. Manejaba los contratos, su relación con las editoriales y los derechos de autor. Inteligente, aguda y de carácter jodido, según su sobrino “Guille”.
Felipe, Manolito, Susanita, Miguelito, fueron llegando de a poco para agrandar el mundo Mafalda dándole cabida como contrapersonajes de diferentes características tan reales y ocurrentes como la vida misma.
Maitena dice en la serie: “ser muy Susanita está en el lenguaje y Quino inventa una palabra y eso es un montón”.
Historietistas contemporáneos (Rep, Liniers, Tute) admiten que reinventó la forma de contar una historieta sorprendiendo cotidianamente con habilidad a sus seguidores y que ése fue el secreto del éxito.
Mafalda es una niña preocupada por el mundo, por los desórdenes políticos e incluso ingresa a temas de género y medio ambiente. Abre el diálogo interpelando y reflexionando sobre lo establecido sin darse cuenta que, con ello, su propia historia, se universaliza.
Incorpora espacios comunes como la escuela, la plaza, el barrio, las vacaciones. Sus ideas fueron destilando detalles de la cotidianeidad. Como la realidad era la fotografía de su tira, también el Golpe de Estado de Onganía en 1966 comienza a aparecer en forma crítica, en forma genérica y con cierta cintura humorística. La sopa era el plato que detestaba, emulando a los regímenes militares que había que tragarse. ¿Otra vez sopa? La moralidad, el pelo largo de la juventud, las faldas cortas de las chicas, eran restricciones de la época observadas sutilmente por la nena.
Quino publicaba en los diarios de la época contrastando las noticias del día, que cada jornada se llenaban de violencia política. Las tensiones sociales crecían y sus códigos con los lectores también, para evitar la censura.
Cierra el diario El Mundo, deja de trabajar, viaja a París en pleno mayo del 68 y más tarde el cronista se da el lujo de reinventar la familia con su nuevo hermanito Guille. El mundo cambiaba y Quino se sumergía en él, cada vez más comprometido. Ahí es cuando crea a otro personaje: Libertad, más incisiva incluso que la propia Mafalda. Las nuevas generaciones vienen recargadas y no importa su tamaño. Un nuevo panorama político de revoluciones mundiales surge en varios países. La Triple A, comandada por López Rega, comienza a derramar sangre en la Argentina. El 25 de junio de 1973 Quino dibuja el final, la última tira de Mafalda. En su momento justifica la pausa porque sentía que se estaba repitiendo y no quería forzar la historia. “Solo matando algo lo volvés inmortal”, dice el escritor Rodrigo Fresán.
La serie se diluye definitivamente a través una amenaza directa al autor tras su rechazo a utilizar un poster en favor de las fuerzas policiales. Quino y su esposa Alicia se van a Milán (Italia) y Mafalda se hace más internacional que nunca, algo que jamás habían imaginado. Hoy es traducida a 27 idiomas.
Décadas después Joaquín Salvador volvía a su natal Mendoza a descansar, reflexionar y sentir el olor dulzón a hinojo cuando llueve. Quino y Mafalda, dos clásicos, presentes y eternos.
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(*) Periodista
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