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(Santa Cruz 10/08/23). El 10 de noviembre de 1986 en Bolivia, el narcotráfico asesinó al diputado del FRI (Frente Revolucionario de Izquierda), Edmundo Salazar. Era la voz que se hacía escuchar, denunciaba, investigaba, pero llegó muy lejos y eso enojó a los barones de la droga, que esos años se paseaban con total impunidad por las calles y las fiestas de Santa Cruz.
El 9 de agosto de 2023 asesinan al candidato presidencial de Ecuador, Fernando Villavicencio. Todo apunta a que fue el narcotráfico que gatilló contra la humanidad del político. Si bien las distancias son muchas, pero hay un denominador común: los narcos cuando ven afectados sus intereses tienen dos vías para hacerse escuchar o “respetar”, que son el soborno o la muerte.
Muchos prefieren acumular dinero del narcotráfico, bajo padrinazgos, ayudas o cualquier otro nombre. Pero es plata de la corrupción y manchada de sangre.
Salazar y Villavicencio recibieron varios balazos en sus cuerpos. Casi el mismo estilo fueron los hechos sangrientos, la diferencia es que Salazar regresaba a su hogar y Villavicencio salía de un mitin político.
Definitivamente, los barones de la droga, los peces gordos del narcotráfico, los empresarios de la cocaína están demostrando que son poderosos, que tienen influencias en altos niveles de los gobiernos, que gozan de protección, que manejan ingentes cantidades de dinero, lo que lleva a inferir que gozan de impunidad, libertad, por lo menos en Bolivia se nota de lejos esta figura.
Sería bueno preguntar a la FELCN (Fuerza Especial de Lucha contra el Narcotráfico), jueces, fiscales, Ministro de gobierno esto: ¿Qué peces gordos están detenidos, procesados y sancionados?
Lo que pasó en Ecuador debe servir de enseñanza para el gobierno de Bolivia, para sus autoridades judiciales, policiales, para el sistema político, que a este ritmo no estamos libres de que pueda correr sangre, aunque ya corrió bastante con tres policías asesinados en Porongo, con varias muertes encontradas en el Chapare, etc.
Recientemente en Bolivia, el caso Sebastián Marset abre muchas brechas e interpretaciones, debido a que el personaje habiendo administrado tanto dinero, tener armamentos modernos, mansiones, vehículos, que participaba en comparsas, campeonatos de fútbol, fiestas. Nadie se enteró de su existencia, al parecer fue un fantasma, quien se dio el lujo de emitir un video donde dejó entender que tuvo protección policial. Un hecho demasiado grave para la credibilidad del gobierno de Arce.
Es así que los gobiernos que se creen progresistas o arengan el socialismo del Siglo XXI tienen ante sus narices un enorme reto: demostrar con hechos que están contra el narcotráfico y todo lo que ello conlleva.
Ante estos hechos, quizás la ciudadanía expresada en sus plataformas ciudades, comités cívicos, juntas vecinales, sindicatos, universidades salga a las calles para expresar su indignación contra el narcotráfico y sus actores, que cada vez avanzan más. Una movilización por la justicia, por la vida, por la dignidad y contra los narcotraficantes.
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(*) Periodista y Lic. Filosofía (Bolivia)
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