———- O ———-
Artículo de opinión. Publicación Impresa: 15/12/20 (CDMX). Hace más de dos décadas me tocó observar en Bolivia un proceso político de manipulación normalizada. Dinámicas atípicas de partidos políticos que no comprendía, por la ligereza con que -en busca del poder- movían sus piezas. Desde cualquier posición y a cualquier precio, incluso invitando a periodistas, deportistas, empresarios y personajes exitosos.
El común denominador -lamentablemente- en gran parte de ellos: improvisación, ausencia de convicción, teoría y praxis política, experiencia y gestión en la administración pública. Aspectos irrelevantes (en ese momento) para dichos actores, ¿el objetivo? ganar y vivir un tiempo del erario público.
Esos años trabajaba en un canal de televisión por lo que en persona constaté cómo –entre otros- reciclados personajes y un candidato presidencial, invitaban a periodistas a ser diputados o senadores. Lo curioso, es que previo a dichas elecciones generales, algunos ni siquiera contaban con partido propio (no hacía falta, habían acuerdos).
En este contexto, recuerdo se invitó (candidatura vicepresidencial) a una presentadora de CNN (migrante cochabambina) la cual vino de EEUU, también se convocó a conductores y trabajadores de noticieros, entre otros.
Pasada la elección, se activaban pactos y varios colegas pasaban ocupar sus designaciones o respectivos curules. A uno de ellos, (compañero laboral) le insistí redactara un proyecto para favorecer al sector que representaba, evidentemente no tenía idea del papel de la Legislatura, ni su importancia en la construcción ciudadana.
Pasó el tiempo, gobernantes y circunstancias extremas y en esta segunda década del siglo XXI, previo a candidaturas Subnacionales 2021 vuelvo a observar a periodistas, presentadores y cantantes en el ruedo político. Menciono a algunos: Pedro García, José Gary Áñez, Roberto Perrogón, Israel Mérida y Dalmiro Cuéllar. En las provincias hay muchos más.
Lo anterior me llama la atención, por dos motivos: uno, la falta de nuevos liderazgos (convicción y consecuencia) y dos, la pulverizada “sana distancia” que debe existir entre periodistas y políticos, lo cual en las Escuelas de Periodismo, enseñan junto a los pilares de: investigación, rigor, contexto y contraste de fuentes.
En medio de la revolución virtual que vivimos, cada vez son más los colegas que, por ejemplo en nombre del periodismo hacen uso y abuso de adjetivos y adverbios calificativos (lo cual antes era mal visto y señalado en las salas de redacción) curiosamente hoy el uso de adjetivos se ha convertido en una práctica recurrente, y hasta admirable, algunos –incluso- la consideran “periodismo valiente” cuando en realidad refleja falta de argumentos, sesgos o verdades a medias, sin cita de fuentes.
Curiosamente, era común que en la televisión de esas épocas, se pasara del modelaje a la conducción de informativos, lo que generaba a veces, incongruencia en temas éticos. A la vez –también- conocí cómo se transitaba de las pantallas a la política. Y lo insólito, cuando no se lograba cometido, se retornaba al periodismo como si nada.
Al respecto, creo que toda persona con cualquier oficio tiene derecho a aspirar a cualquier cargo público y después volver a su actividad, pero en el caso del periodista hay un matiz diferente, porque cuando un comunicador editorializa forma opinión pública y llega a un auditorio amplio, en su actividad, el bien más preciado es su credibilidad. En tal sentido, aclaro, que como cualquier ciudadano un periodista o su medio, pueden tener simpatías ideológicas (de hecho existe línea editorial), pero esta debe ser transparente y clara.
Finalmente, el periodismo no debe ser un medio transitorio, o plataforma privilegiada para hacer activismo disimulado. Al respecto, códigos y manuales de estilo remarcan que en lo posible se busque independencia respecto a intereses políticos, gubernamentales o empresariales, se priorice el bien común, el interés colectivo y el servicio a la sociedad.
Por ello, espero que las pre-candidaturas de los personajes anteriores no sean solo seducción de coyuntura o canto de sirenas que afecten sus carreras. ¿Por qué lo menciono? porque recuerdo que al final terminan por imponerse viajas mañas y artilugios políticos que apuestan a la desmemoria social.
———- O ———-
Categorías
- Artículos de Opinión (673)
- Artículos Literarios (123)
- Canal Interés Público (Videos) (62)
- CDMX (México) (375)
- ESTADOS (México) (73)
- Internacional (91)
- Latinoamérica (70)
- Libros (PDF), Reseñas y Documentales. (98)
- Prensa en General (1,430)
- Uncategorized (1)