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CDMX (NIP 10/05/23). Este mes en varios países del continente, se conmemora el día del periodista (Bolivia 10 de mayo, Honduras 25 de mayo, Costa Rica 30 de mayo, entre otros). En tales fechas, desde que ejerzo el periodismo leo y escucho recurrentes halagos, que son -a veces- desmedidos, simulados o discursos de doble moral con total ausencia de autocrítica (necesaria para mejorar el oficio).
En tal contexto, comparto algunas reflexiones, probablemente varias son conocidas, pero es válido recordar para fortalecer el desempeño profesional.
VEAMOS:
El periodismo tiene y debe centrarse solamente en hechos confirmados. Al respecto, un veterano periodista solía decir “La única dictadura que podemos aceptar es la dictadura de los hechos” o acontecimientos concretos, irrefutables e irrebatibles. Es más, en el género noticioso nunca se debe suponer (que algo podría ser).
Cuando a un reportero le filtran información, no lo debe publicar a bote-pronto, debe primero corroborar/contrastar dichos contenidos, hasta obtener pruebas más contundentes, caso contrario (y suele ser común) la filtración y quienes están detrás, usaran la buena fe del periodista.
En los últimos años en México y otros países, se evidenció -de manera explícita- que la libertad de prensa, se transformó en sinónimo de libertad de manipulación (o chantaje), la cual defiende intereses económicos/políticos y no, la verdad, hechos o credibilidad ante la audiencia.
En ocasiones, los medios hegemónicos nacionales reproducen reportajes de canales extranjeros con la intención de convalidar conclusiones. Así difunden material de NBC, FOX, CNN, NYT, El País, etc. Y posteriormente en cadena nacional les dan validez -repito- a sus conclusiones. Pero cuando surge información que los exhiben, es decir los atrapan con la mentira (porque no investigaron, ni consultaron expertos), resulta que no se hacen cargo de nada (irresponsabilidad manifiesta), de plano, actúan como “voceros mediáticos”.
Así que, ante cualquier material periodístico, la ética, rigor, contexto y contraste de fuentes son vitales. Cuando -solo- se busca rating, o reforzar narrativas (con desinformación o bulos) para intoxicar sociedades. El daño social es considerable.
Por otro lado, debemos tener claro que, todos los medios tienen línea editorial y eso en un sistema democrático se vale. Por ello, la empresa mediática debe manifestar abiertamente su posición política e intereses. En tal sentido -recordemos que- no existe objetividad, ni imparcialidad en sentido estricto.
ANTIVALORES
El periodista polaco Ryszard Kapuściński, en un texto sobre el buen periodismo, afirmó que “Los cínicos no sirven para este oficio”. Título también de su libro donde reflexiona sobre el papel social e intelectual del periodista en el tratamiento de informaciones sensibles (Ejm: corrupción, pobreza, conflictos, desigualdad e injustica, entre otros).
Otro escritor subraya que “no puede haber buenos periodistas siendo hipócritas o malas personas” ya que, a ellos, no les importa hechos y rigor profesional, actúan con dádivas (coloquialmente llamado “chayotes o coimas”), operan como mercenarios produciendo contenidos sesgados o vendiendo silencios cómplices de acuerdo a intereses mutuos.
Actualmente, en las redes sociales y medios convencionales prolifera la información falsa, incompleta, imprecisa, repleta de deducciones, mensajes que se fueron convirtiendo en constantes, con la finalidad de sembrar dudas e incertidumbre.
Recordemos -pues- que la inferencia es un proceso por el cual se derivan conclusiones a partir de hipótesis iniciales. En este sentido, en un auténtico periodismo de investigación NO se debe inferir, ni suponer.
Vivimos tiempos de virtualidad extrema, donde la infodemia continúa ganando espacios en la mayoría de los medios, logrando así, posesionar perversas intenciones amparados en una libertad de expresión (a modo) y en un -seudo- ejercicio periodístico que suele esconderse en publireportajes, publientrevistas, publieditoriales, etc.
Al respecto, Gabriel García Márquez afirmaba: “Me sigo considerando un reportero, mis libros son de periodista, porque todos tienen gran cantidad de investigación, de comprobación de datos, de rigor histórico, y de fidelidad a los hechos. (OJO) un periodista si no contempla tales aspectos, lo que se escriba podrá llamarse cualquier cosa, menos periodismo”. Concluía.
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(*) Periodista (EPCSG) y Economista (UAM-A)
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