———- O ———-
CDMX (22/04/23). Soy de los que escriben y se distraen a la menor provocación, es decir avanzo, unas líneas, un párrafo, una idea y abro mis redes sociales (¡Gulp!). Luego, vuelvo al texto (reflexión, micro relato o artículo) reiniciando el circulo.
Trago de café (o mate), pienso y vuelvo a teclear, navego, escucho una canción, averiguo algún significado, veo un video, una foto y tales vínculos me regresan de nuevo a la escritura.
No creo en las estructuras rígidas para escribir, ni en los cursos, o talleres para hacerlo, creo en la intuición, la sensibilidad y congruencia que son latidos que acicalan mi ser en busca, de expresión espontánea. Y aunque las noticias pregonen que con la Inteligencia Artificial se resolverán muchos problemas y fantasías literarias, mi opinión es desconfiada.
Hay que saber ¿qué y cómo? mirar. Porque mirar no es “ver” –así nomás- es “pensar, ubicar, focalizar, encuadrar”. Es también, “escuchar”, entender contextos con mirada periférica, sin perder de vista el frente. Mirar es entender el presente, pasado y futuro de los verdaderos protagonistas, incluso de uno mismo.
Nunca he sido una persona metódica, quizá por eso me identifiqué con Juan Carlos Onetti (escritor uruguayo). Cuando tengo la necesidad de expresar algo (por alguna observación o reflexión) lo hago sin importar el momento, ni lugar. Registro las frases principales, con lo que tenga a mano y en lo que sea.
Sin embargo, cuando estoy en mi apartamento redacto paso a pasito, degustando palabras, significados, contextos. Escribir -pues-, se convierte en actividad gozosa, una especie de fiesta introspectiva, en el inicio no pienso en el lector, ni en lo que dirá tal o cual persona. No hay nada más nocivo para la creatividad que tomar en consideración el juicio de los demás.
Sé que nunca estaré de moda -realmente, no me importa-, me gusta contar, narrar, reflexionar, sentar postura, cuestionar, dudar, transparentar, etc, ser yo mismo, o algún personaje que refleje facetas de mi personalidad.
Quizás por ello, cuando releo mis textos me recuerdan, mi condición humana, contradictoria y falible, pero comprensible y solidaria, en constante búsqueda y aprendizaje. Al respecto, un gran escritor estadounidense solía decir “trato de escribir lo mejor que puedo, a veces, tengo suerte y escribo mejor de lo que puedo”. Lo malo es que yo, siempre he sido un hombre sin suerte (je, je).
———- O ———-
(*) Periodista (EPCSG) y Economista (UAM-A)
Categorías
- Artículos de Opinión (673)
- Artículos Literarios (123)
- Canal Interés Público (Videos) (62)
- CDMX (México) (375)
- ESTADOS (México) (73)
- Internacional (91)
- Latinoamérica (70)
- Libros (PDF), Reseñas y Documentales. (98)
- Prensa en General (1,430)
- Uncategorized (1)