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Aquí el sexo es gratis y el amor se ha convertido en un bolsillo lleno de billetes.
Dónde el trastorno de la “petofilia” (amor obsesivo a los animales) cada vez es más común, o donde un amante vale más que la familia.
Dónde ponen a sus hijos de escudo para dañar al otro.
Donde perder tu teléfono es peor que perder tus valores.
Donde la tendencia es fumar y beber y si no haces esto no te dan cupo.
Donde el baño se convirtió en un estudio fotográfico y la iglesia en el lugar perfecto para registrarse.
Siglo XXI, donde hombres y mujeres temen al embarazo mucho más que al VIH.
Donde la entrega de pizza llega más rápido que la ambulancia.
Donde la ropa decide el valor de una persona y tener dinero es más importante que tener amigos o incluso familia.
Siglo XXI, donde los niños son capaces de renegar de sus padres por su amor virtual.
Donde los padres se olvidan de reunir a la familia en la mesa para una cena armoniosa, hablando de la vida cotidiana mientras se entretienen en su trabajo o en su teléfono.
Donde hombres y mujeres muchas veces solo quieren relaciones sin compromisos y su único “compromiso” es posar para fotos y publicar en redes sociales jurando amor eterno.
Donde las fotos más populares o las más seguidas con más “Me gusta” es aquel que parece difundir felicidad; aquel que publica fotos en lugares fantásticos y celestiales, rodeado de “amistades vacías”, con “amores falsos” y “familias rotas”.
Donde la gente olvidó cuidar el espíritu, el alma vacía y decidieron cuidar y tatuar sus cuerpos.
Donde cuesta más una liposucción para tener el cuerpo deseado del “mundo artístico” que un título universitario.
Donde una foto del gimnasio obtiene mucho más “Me gusta” que una foto estudiando o haciendo buenas acciones
¡Siglo XXI, aquí solo sobrevives si juegas con la “razón (de la apariencia)” y te destruyen si actúas con el corazón!
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