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Los hechos violentos acontecidos en México la semana pasada, en dónde Jalisco, Guanajuato, Chihuahua y Baja California fueron asaltados por terribles actos de violencia, nos hace reflexionar si fueron acciones concertadas para desestabilizar al Estado o bien son reacciones hiperviolentas de criminales y sicarios (de Cárteles) ante el acoso y fuerte embate del gobierno federal en contra de sus intereses económicos.
Algunos analistas y opinadores han señalado que fueron actos de terrorismo -lo cual- hasta cierto punto es cierto, pero este tiene aristas y matices que también, pueden demostrar que el terrorismo tiene otras características y objetivos, sobre todo políticos. Hay que recordar que el terrorismo cómo esencia y causa, tiene elementos religiosos, fundamentalistas, militares y expansionistas, y obviamente este escenario no ocurrió en lo sucedido días pasados.
El fundamento, no carente de lógica de muchos analistas políticos en México, de que se llevaron actos terroristas, es que, efectivamente el terrorismo crea terror, pánico y miedo en la población civil, sobre todo cuando el objetivo es atacar a la población civil para herirla, dañarla, matarla o intimidarla.
Tal contexto -repito- solo ocurrió en parte, es decir no en todos los estados se presentó ataques. Básicamente el horror de la masacre fue en Ciudad Juárez/Chihuahua. En este estado, los delincuentes atacaron a civiles inermes que estaban en el lugar equivocado a la hora equivocada. Inclusive hubo locutores entre las víctimas.
Me pregunto, ¿será que estamos entrando a un periodo hiperviolento?, ¿será un periodo de NARCOTERRORISMO ? O lo que vemos son acciones desesperadas de los criminales, sicarios, narcos y asesinos por los golpes certeros proporcionados por la Guardia Nacional y el Ejército, y que –obviamente- afectaron sus intereses económicos?
Otros analistas expresan que más que Terrorismo son acciones desesperadas de criminales y narcotraficantes que no solo pelean la plaza a las autoridades, sino que pelean entre ellos a muerte por lo que consideran sus territorios. Parecería entonces una expresión desastrosa del Crimen desorganizado, lo cual lamentablemente afecta a quienes menos lo esperan: La población civil.
Vale la pena –insisto- en reflexionar sobre estos graves acontecimientos que bañan de sangre a sectores y zonas focalizadas en el país. Hablar de terrorismo a la ligera puede ser alarmista y peligroso. Por lo tanto, debemos trabajar en conjunto instituciones y ciudadanía para evitar que el NARCOTERRORISMO tome las riendas de la nación.
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(*) Periodista (EPCSG) y Docente.
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