• Tecnológico, el nuevo colonialismo
• Quien tenga los módems, tiene el control
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Las guerras por la dominación de zonas ricas en materias primas, que se han dado a lo largo de la historia de la humanidad, han tenido una gran coincidencia en tanto al elemento de lo que se busca, que era controlar los productos que dicha región producía.
Por citar un ejemplo, el proceso que se dio en América tras la llegada de Cristóbal Colón, fue la explotación de los ricos yacimientos de oro y plata que se encontraron en dos de los virreinatos más ricos e importantes para España: Nueva España (hoy México), y El Perú. Las cantidades incontables, de oro y plata, que fueron enviadas a la metrópoli, permitieron financiar los diferentes proyectos de la Corona Española, y estos se basaron en la minería como industria, es decir, en metales preciosos que fueron obtenidos y utilizados.
En el caso de Brasil, la explotación de maderas preciosas; en América del norte, el tabaco y el ganado. En África, el elemento que le dio valor a esas tierras fue inhumano y marcó a los europeos al juicio de la historia, como lo fue el comercio de esclavos, que brindo riqueza y poder a ciertos personajes que hoy son vistos con recelo.
Es decir, en el proceso de colonización y conquista que se dio en América, los europeos (españoles, ingleses y portugueses, principalmente), lo que buscaron fue el control de recursos naturales, es decir, productos que pudieran transformarse y venderse.
Ya en el siglo XX, los recursos que movieron la maquinaria bélica de los países poderosos, vieron en los energéticos el nuevo elemento a poseer, es decir, quien controlara el petróleo, literalmente controlaría a la industria y por ende a la economía.
Basta con recordar la importancia geopolítica de países ricos en el hidrocarburo, la presencia de las superpotencias -Estados Unidos y la Unión Soviética-, en medio oriente, las constantes tensiones o las intervenciones armadas, el apoyo a gobiernos títeres, entre otros males, que ha traído el llamado “oro negro”.
Pero en la segunda década del siglo XXI, y con la sociedad llamada “postpandemia”, ¿quién controlará la economía? ¿Qué países serán los que predominen en estos tiempos que parecen ser caóticos al extremo?
Pareciera increíble, pero según muchos analistas -incluidos los “académicos” y los teóricos de la conspiración, concuerdan que los bienes y productos que se deben controlar, ya no son tangibles, es decir, ya no se encuentran en el subsuelo, ya no se necesita la minería, ni la ingeniería para exportarlos, sino ahora esa nueva “Arca de la Alianza”, es virtual.
Las redes sociales, las apps para el comercio electrónico, las criptomonedas, los medios de comunicación digitales o la educación a distancia, pero sobre todo el pensamiento unificado, los valores digitales, es decir, quien controle el pensamiento de la creciente comunidad virtual, de la aldea global, con “sus nuevos valores”, el desdén a la política, la indiferencia al otro, el culto al Yo, al amor por uno mismo, a la existencia a la carta, esos son los verdaderos dueños del planeta.
Pudiera parecer que dicho análisis sale de una teoría de la conspiración, de una película de James Bond, o de una novela futurista, sin embargo, los datos que se dan después de la pandemia, parecieran confirmarlo.
Según diferentes estudios serios, el 40 por ciento de las industrias que crecieron, fueron en el ramo tecnológico, principalmente el comercio en línea y las aplicaciones para pedir todo a domicilio (Uber, Didi, Amazon, entre otras).
Entre los veinte magnates más ricos del mundo – ¡incluidos chinos! -, están los dueños de industrias ligadas a la tecnología, principalmente al mundo virtual y a la internet. Jeff Bezzos, dueño de Amazon, Bill Gates, de Microsoft, Mark Zuckemberg, de Facebook, y hay que aumentar al dueño de Tik-Tok, el de Google, el de Apple y al de Dell.
¿Será coincidencia?… O, ¿en verdad hay un Nuevo Orden Mundial?, donde el control social se dará por medio del pensamiento condicionado y a la dependencia excesiva a la tecnología, principalmente a la internet y al mundo virtual…
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(*) Periodista y docente universitario