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NIP 22/12/20 (Santa Cruz/Bolivia). El 3 de diciembre desperté con un fuerte dolor de cabeza, inmediatamente, prueba rápida y dos PCR (público y privado), en 24 horas los resultados decían negativo a Covid. El 4 de diciembre voy a la clínica, me proporcionan unos calmantes y retorno a casa porque con el protocolo de internación u observación (mayor a 24 horas), supuestamente no reunía los requisitos.
La situación no mejora y el 6 vuelvo a la clínica que ante la agudeza de los dolores, se decide la internación. Los médicos deciden explorar y tras punciones en la columna descubren que restos de covid que tuve en junio, se alojaron en mi sistema nervioso central por lo que ninguna prueba lo iba a detectar y por ello los intensos dolores de cabeza que llevaron a un cuadro de meningitis. Pero no solo eso, sino que el virus despertó otro problema cuyo tratamiento provoco una insuficiencia renal. El cuerpo colapsó… en resumen 15 días internado, tres de ellos en terapia intensiva.
¿Por qué les cuento esto? porque no fue un covid nuevo. Mis defensas se bajaron y el virus que estaba dormido despertó y atacó. Porque en realidad cada día se continúa descubriendo lo peligroso del covid y como una reinfección interna puede ser aún más peligrosa o letal.
Gracias al Dios nuestro Señor, a las oraciones de familiares y amigos, el proceso de recuperación va hacia adelante y sé que Dios me dará sanidad completa.
Amigos y amigas, no bajen la guardia, el haber tenido covid no es garantía de total inmunidad. Las defensas pueden bajar por muchos factores, desde el stress, alimentación, horas de descanso entre otras.
Hoy le comparto esta experiencia vivida porque creo que cada testimonio es un mensaje para cuidarse y que cuides a tus seres amados.
DIOS me dio una segunda oportunidad de vida y lecciones que uno debe aprender en los momentos duros.
Gracias infinitamente a todos los que a través de ayunos, oraciones y buenos deseos alentaron mi recuperación.
Jamás olvidare el llegar a casa y recibir tanto amor de mis pequeñas, quienes sin saber toda la verdad, tuvieron 15 días de tanta angustia.
Mi amada esposa, Carola Cecilia Ribera Pérez quien sacó fuerzas para ayudarme en este camino, quien siempre me demostró fe y fortaleza. Mis hermanos Hugo y Diego Munizaga quienes estuvieron a mi lado y apoyando en todo.
Bendiciones para sus hogares y para todos.
(*) Comunicador Social (UPSA/Bolivia)
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