(A manera de despedida)
———- O ———-
NIP 1/11/20 (CDMX). En los últimos tiempos y con el actual gobierno de Andrés Manuel López Obrador vivimos y continuamos transitando escenarios extremos y sombríos de crisis sanitaria (repunte/rebrote) y económica de impacto mundial. Además fenómenos naturales que ocasionan tragedias, y círculos viciosos (pobreza, crimen organizado, corrupción e impunidad), entre otros. Todo un cóctel de temporal funesto para nuestras esperanzas y economía tan maltrechas y explotadas, al menos que yo recuerde desde el sexenio de José López Portillo (1976-82).
Una parte significativa de mi generación (con estudios universitarios y posgrado) quedó sin empleo y sujetos a la tercialización/outsourcing, sin derecho a nada. Se había normalizado la transa y el agandalle, y la moral ética era aplastada, recordemos dichos populares que ejemplifican: “la moral es un árbol que da moras” y “el que no transa no avanza”, entre otros.
Por ello, considero que el esfuerzo que está haciendo la 4T con medidas de austeridad republicana y priorización de lo mexicano, bien común e interés nacional, es lo más congruente que escuché desde fines de los años setenta.
Es obvio que López Obrador tenga errores, los procesos no son de la noche a la mañana (ni de un sexenio), si acaso se buscará dejar las bases pero con sendero claro y liderazgo contundente y esperanzador.
Y sí, conozco a varios colegas y amigos que critican a AMLO pero curiosamente con amnesia selectiva, solo hay que recordar circunstancias previas y responderse a uno mismo. Por otro lado, un 60 a 70 por ciento de la población (según encuestas recientes) aprueba al presidente, mientras observamos a periodistas que apuestan con mezquindad que a México le vaya mal, me parece que la prensa –en general- que alardea de entender la realidad y su prospectiva de forma profesional y razonablemente objetiva, sigue una evidente línea editorial, con señalamientos falsos o exagerados en algunos casos.
Las reglas están cambiando y rebasa a esa minoría privilegiada que siempre nos dijo qué le convenía al país. Sin embargo, hoy una gran mayoría es arropada por su presidente, y es la misma que sigue de cerca sus conferencias mañaneras, se retroalimenta y lo apoya.
Finalmente, a pesar de los deslices actuales, estoy de acuerdo –en general- con las políticas públicas del gobierno de la 4T, que se recupere la cercanía, la inclusión y una representatividad honesta y solidaria.
No tengo duda de que seguirán cometiéndose errores, pero son menores frente a la degradación e infamia de las anteriores gestiones (neoliberalismo, corrupción, soberbia e irresponsabilidad) que sacrificó –literal- a varias generaciones, incluido la nuestra.
En textos anteriores me refería a la otredad “de los negados y marginados” hoy el mensaje que se refuerza es que llegó el tiempo de “los de abajo” y que para combatir la desigualdad y sus anomias, es necesario estar conscientes de sus orígenes y actuar en consecuencia.
(*) periodista (EPCSG) y economista (UAM-A)
———- O ———-