• ¿Trabajo colectivo en una sociedad individualista?
• Éxito y reconocimiento, ¿debe ser individual o colectivo?
La experiencia que vive el pedagogo soviético Anton Semionovich Makarenko, al frente de una comunidad diversa y conflictiva, tiene diferentes lecturas tanto sociales, como políticas y morales, además de las derivadas de la práctica docente y pedagógica, que a casi 100 años de su implementación en la ya desaparecida URSS.
Para contextualizar, es necesario ubicar a un joven maestro (Anton Makárenko), que vive uno de los momentos históricos más importantes en el siglo XX: la revolución rusa y la creación del primer estado socialista, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
Debemos destacar el estado social que vivió Rusia a fines de la revolución y los primeros años de la URSS; la economía se encontraba devastada, la industria y la producción agrícola era prácticamente inexistente y por lo tanto, la violencia, el desánimo social, la delincuencia y demás problemas derivados de una sociedad que sale del caos e intenta reinventarse, es la constante.
En este marco caótico, Makárenko es el responsable de dirigir una comuna conformada por jóvenes infractores, quienes son vistos como irresponsables, rebeldes e incorregibles, que para mucha gente tienen que ser tratados con mano dura y disciplina férrea pues representan la parte negativa de la sociedad de ese momento.
Sin embargo no se reflexiona que esa “juventud rebelde y desenfrenada”, es el reflejo de la sociedad, y que al igual que en todas las épocas y los lugares, es más fácil corregir con mano dura, que conocer las causas y atacarlas de raíz para que éstas no se reproduzcan.
En una primera experiencia, Makárenko cae en este círculo vicioso y termina por golpear a uno de los educandos, desesperado ante la insolencia de un joven que reta su autoridad, y como consecuencia la autoridad se impone pero por medio de la violencia, y por ende, los educandos obedecen y cumplen pero por miedo a ser reprimidos, no por el compromiso con la institución.
Gradualmente – y de ahí la importancia de la experiencia de Makárenko-, el profesor se va involucrando personalmente con los educandos, los conoce, sabe sus historias y en base a esto, practica el respeto, la tolerancia, la disciplina y el trabajo comunitario, y hace que su comuna prospere y sea ejemplo del trabajo comunitario que se implementará en la URSS en los próximos años.
Sin embargo, hay que subrayar un punto muy importante en la experiencia de Makárenko, El Poema Pedagógico no es una historia de éxito personal –muy común en la literatura de superación personal-, Makárenko no es el líder que saca el extra de la persona, ni el gran motivador que logra milagros en el individuo, Makárenko es un buen planificador, que convence a los jóvenes a trabajar por el Estado socialista, por el bien común y en busca de la prosperidad de la sociedad en su conjunto.
Mentalidad que sirvió en la administración socialista, primero de la URSS y después, en el bloque de países que por diversas causas adoptaron el socialismo como forma de gobierno, lo cual fue la base del trabajo en las cooperativas en las que basó la producción –Koljóses y Sovjóses-, como se les llamó en ruso-.
Naturalmente, bajo el punto de vista occidental, esta forma de organización laboral fue duramente criticada pues se decía que el trabajador perdía importancia como individuo, y que sólo era una pieza en un intrincado engranaje burocrático, donde el trabajador no gozaba plenamente de sus logros individuales, por lo tanto limitaba su desarrollo personal.
Sin embargo no se pueden regatear los logros obtenidos con industrias que con lo básico, lograron éxitos en diversas áreas, y de ahí se explica el éxito de la URSS durante su existencia.
Lo importante de Makárenko es el crear una conciencia social, basada en el trabajo, la disciplina y el convencer al individuo de que su trabajo, lejos de brindarle logros económicos, reconocimientos y alimentar el ego, propio de sociedades como la mexicana –y la occidental en general-, donde el éxito o fracaso se mide en bienes materiales y en el modo de vivir, gastar y comprar, es el trabajar por el bien común.
Diversos estudios nos indican que uno de los problemas que vive México en el ambiente laboral, es precisamente la falta de compromiso del trabajador con la empresa en la que labora, pero del mismo modo, en el sistema económico que rige al país, el trabajador sólo es visto como un número más, como una pieza que se sustituye y se le resta valor como ser humano.
Entonces se cae en el círculo vicioso que se vive desde hace décadas en el ámbito laboral: “Si la empresa hace como que me paga, yo hago como que trabajo”. Vale la pena reflexionar: ¿Es necesario crear una conciencia social en una sociedad hedonista e individualista?
Pareciera que la respuesta natural es que sí, sí es indispensable cambiar la forma de percibir la realidad que hoy tenemos, como lo es el individualismo, la acumulación de bienes como finalidad principal, lo que trae como consecuencia la división social y la indiferencia.
Pero no hay dejarnos engañar con una primera impresión, el adoctrinamiento social trae consecuencias que hoy lo vemos en algunos países de Latinoamérica, que es perder la importancia de la sociedad civil en temas prioritarios; trae como consecuencia el callar de forma velada la crítica al gobierno y a la cúpula que toma las decisiones que afectan a todo un país.
La verdadera democracia se basa en las voces disidentes, en la crítica y en el proponer cambios a la estructura que como consecuencia natural de permanecer mucho tiempo en el poder, se vuelve obsoleta y no sabe adecuarse a los cambios que vive la llamada “aldea global”.
Y de ahí la crítica que se hace de la experiencia de Makárenko, no podemos regatear ni minimizar los enormes logros que llevó el manejo exitoso de la Comuna Máximo Gorki, como la nombró Makárenko, en honor al gran revolucionario, activista y escritor ruso, que fue visto como ejemplo para la juventud socialista, pero sí dejar claro que dentro del compromiso social que se debe tener para hacer un país justo y exitoso, también es indispensable que el individuo busque el éxito profesional, pues la superación y sus frutos, son derechos a los que todos los humanos tenemos derechos.
* El Poema Pedagógico, de Anton Makárenko, es un libro, donde el autor narra a manera de novela, las experiencias que tuvo durante 15 años (1920-1935), al dirigir de forma exitosa una serie de comunas, donde tuvo como responsabilidad fomentar el trabajo colectivo, que va a ser la base de la organización de cooperativas en la URSS en años posteriores.
Makáreno refleja el ideal socialista, pues fue un hombre que nació en el seno de una familia muy pobre, y con muchos esfuerzos pudo terminar la carrera de pedagogía; posteriormente va a romper los viejos moldes educativos, dando importancia al trabajo en grupo, al esfuerzo y al desinterés en la acumulación de bienes materiales del individuo.
Sus orígenes pobres, su esfuerzo y su trabajo colectivo, fue visto como ejemplo en las sociedades socialistas, aunque en la realidad, sus métodos pedagógicos le trajeron divisiones y diferencias con las escuelas y academias de la época.
(*) Periodista y Maestro UAM-Azcapotzalco