“No será válida ninguna elección sin el voto del trabajador”, Carlos González Merino, aspirante a dirigir el SUTGCDMX.
NIP 30/11/19 Por Jorge Gallo García (PRESS/InteresPublico)
En el marco del foro “La Reforma Laboral Democrática”, organizado por legisladores del Partido del Trabajo, el pasado 29 de noviembre, el Auditorio “Octavio Paz”, del Senado de la República, abrió sus puertas para analizar y discutir cuál será el papel del sindicalismo mexicano en el actual gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador.
Y a punto de cumplir un año de gobierno de la llamada “Cuarta Transformación”, el papel del trabajador dentro del sindicalismo, es una pieza fundamental en la nueva relación laboral.
Como punto en común, los exponentes dejaron en claro que el viejo modelo de “líderes charros”, colocados por las cúpulas del gobierno en turno y con la finalidad de tener estructuras a modo, ya no son viables en el siglo XXI.
Del mismo modo, se recordó que el sistema político mexicano sufrió una enorme transformación desde los últimos años del siglo pasado, con la instauración de las políticas neoliberales que transformaron la estructura económica con la que se formó el México postrevolucionario.
Así, se recalcó, el sistema corporativista, donde por orden presidencial y con fines meramente políticos, las dirigencias se elegían sin la participación del trabajador, han quedado en el pasado.
En su intervención, Carlos González Merino, aspirante a dirigir el Sindicato Único de Trabajadores de la Ciudad de México, enfatizó que una verdadera dirigencia sindical, debe tener como eje primordial al trabajador, quien con la libertad y garantía de elegir por medio del voto libre y secreto a sus representantes, es la nueva cara del sindicalismo nacional.
Así mismo, dejó en claro que legalmente no hay dirigencia electa en el SUTGCDMX, ya que hasta el momento no se han realizado las elecciones correspondientes al relevo sindical, por lo cual hay una dirigencia y dirigentes de facto, pero no hay legalidad en los mismos.
Cabe mencionar que debido al número de afiliados y trabajadores en activo, el sindicato de los trabajadores capitalinos es muy fuerte, por lo tanto los intereses de diferentes grupos políticos ven lo ven como un jugoso botín del cual pueden sacar beneficios políticos, de ahí que no se quiera reconocer una independencia plena.
Finalmente, González Merino, señaló que “a los trabajadores les dieron una puñalada por la espalda”, pues la dirigencia de facto no tiene el aval moral que brinda la libre elección del trabajador.