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Una vieja regla no escrita en la política mexicana, indica que con las acciones y programas emprendidos durante los cien primeros días de gobierno, se puede evaluar el éxito, la mediocridad o en el peor de los casos, el fracaso del presídete que apenas comienza su gestión de seis años.
Esos cien días iniciales (los primeros tres meses y medio), marcan el rumbo de un sexenio que apenas va tomando forma. De ahí que muchos mandatarios mexicanos echan toda la carne al asador y buscan la forma de que los medios de comunicación difundan medidas espectaculares, mensajes que muestren a una población cada vez más escéptica, harta de corrupción y del imparable estancamiento económico y empobrecimiento de grandes capas de la población mexicana.
Así, Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) encarceló al polémico y eterno líder sindical Joaquín Hernández Galicia “La Quina”, acusado de enriquecerse a costas del sindicato de Pemex, la empresa petrolera del Estado Mexicano y que por décadas fue el pilar de la economía nacional.
Sin embargo y a pesar de que las leyendas negras contra “La Quina” aseguraban que contaba con una enorme riqueza, mansiones y todo tipo de lujos logrados por el manejo a su antojo de recursos millonarios que el sindicato que manejaba recibía de la paraestatal, también se rumoraba que “La Quina” había apoyado al entonces candidato presidencial Cuauhtémoc Cárdenas -contrincante de Salinas de Gortari-, por lo cual su aprehensión y posterior encarcelamiento fueron considerados más como una venganza, que como un hecho de justicia.
Sexenios después y tras otras polémicas elecciones, Felipe Calderón (2006-2012) quien durante su campaña presidencial se autollamó “El Presidente del empleo”, en esos primeros cien días anunció con bombo y platillo, el programa en el que Calderón confiaba en revertir el estancamiento económico y el desempleo que caracterizó el gobierno del predecesor Vicente Fox Quesada: El programa por el primer empleo.
Dicha estrategia -según estimaciones oficiales-, al dar estímulos fiscales a empresas del sector privado que se comprometieran a contratar a jóvenes desempleados y/o egresados de las universidades, permitirían la creación de 2 millones de plazas laborales por año, lo ideal para revertir el desempleo y el estancamiento económico que han sido un lastre desde hace al menos dos décadas en la vida social del mexicano promedio.
Finalmente, El programa por el primer empleo fracasó, Calderón no fue “El presidente del empleo”, y sus fuerzas se centraron en el combate al crimen organizado, con el trágico saldo del crecimiento de la violencia, los enfrentamientos de la delincuencia contra fuerzas federales, convirtiendo a México en uno de los países más violentos del mundo.
El 1 de diciembre de 2018, llega a dirigir los destinos de México un presidente de izquierda, al que muchos consideran como populista, pero que sin duda alguna cuenta con un liderazgo entre gran parte de la población que lo ve como una esperanza para la reivindicación y la justicia social.
Pero también hay otra gran parte de la sociedad que le teme, que sugiere que el presente sexenio será una pesadilla para el país, donde crecerá la deuda externa y se regresará al desenfreno en las finanzas públicas, en el endeudamiento descontrolado y en el culto a la personalidad, como sucedió con dos presidentes que son considerados como “populistas” y los culpables de la crisis que ha decir de muchos analistas, no se ha podido superar: Luis Echeverria Álvarez (1970-1976) y José López Portillo (1976-1982).
Entre los primeros días de López Obrador, se dieron hechos polémicos que se dijeron como la base de la campaña presidencial lopezobradorista: la cancelación de la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (NAICM), la cancelación de la Reforma Educativa y la construcción de grandes obras como el Tren maya y la refinería de Dos Bocas, en el estado sureño de Tabasco.
En entregas posteriores analizaremos con más detalle las controvertidas medidas en materia económica, educativa y los programas sociales que son revisados con lupa por la prensa y los inversionistas, no sólo mexicana, sino de todo el mundo.
(*) Periodista y docente
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