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Como en cualquier otro gremio hay niveles (recursos humanos). Pero en esta entrega inicial, nos aproximaremos a contextos periodísticos y escalas generales:
Existen periodistas cercanos y complacientes al poder político y/o económico (con evidente línea editorial) parte de ellos, se autodenominan de procesos o lealtad absoluta –claro- mientras se benefician.
Otros, de a pie que en su jornada matutina deben traer de 3 a 4 notas, además de rolar turnos (con salarios misérrimos), ellos -a veces- ni se enteran de los sesgos editoriales. Al principio su predisposición y accionar son intensos pero paulatinamente van perdiendo actitud (por precariedad laboral), lo cual en general termina por marginarlos.
En la dinámica de medios que experimenté hace algunos años, fui testigo de aciertos periodísticos importantes que marcaron agenda, pero también observé censuras, sobornos, publinotas encubiertas, contenidos comprometidos, bajos índices de profesionalización, además de vanidad y egocentrismo acrecentados.
Veamos un ejemplo televisivo: Periodista va por tres días a la cobertura de un conflicto en la amazonia, para los despachos se ha dejado una incipiente barba y ha ensuciado sus ropas de manera intencional a pesar de estar hospedado en el hotel de la zona, cuando le toca grabar se coloca frente a la selva o se sube a un árbol, donde se alcanza a ver a indígenas angustiados y niños llorosos, ellos vestirán la imagen.
Ya en el relato (o enlace) omite detalles de contexto, rigor y contraste, a veces ni siquiera responde a los cómo, por qué, para qué, lo irónico es que se limita a engrandecer su labor y profesionalismo por estar arriesgándose en nombre del periodismo (un mártir del oficio). Un modelo de periodismo gringo ya rebasado, pero que se sigue practicando, es decir se preocupa por ser él la noticia, no por contarla, ni buscar calidad.
Pareciese que el periodismo ha cambiado, el reportero no investiga, sólo transcribe declaraciones. Otra vez, comodidad por encima de calidad. Y ni hablar de los casi inexistentes reportajes de investigación.
De allí, saltamos a géneros de opinión, hasta hoy con objetivos periodísticos cuestionados y no retribuidos económicamente. Durante mi formación académica la construcción de dichos géneros se encontraban al final de la malla curricular, era el cenit. Un referente generacional fue el célebre Manuel Buendía (columna Red Privada), a quien en 1984 la narco política lo asesinaría.
El origen de la opinión es la búsqueda de las causas de los hechos y evidentemente lo escriben los más experimentados y/o consecuentes.
Algunas precisiones a destacar: La naturaleza argumentativa y persuasiva del artículo de opinión se caracteriza por presentar una posición, valoraciones y análisis, sobre determinados asuntos o acontecimientos de interés público, lo realiza un periodista (o personalidad) de prestigio, credibilidad y autoridad, con la finalidad de influenciar y orientar a la opinión pública, su autor siempre lo firma. Tiende a ser una exposición donde se emplea un lenguaje ameno, sencillo, claro y conciso. Trata variados temas, siempre y cuando sean actuales, relevantes y pertinentes. Suele ser independiente de la línea editorial del medio.
Al respecto el mes pasado un amigo Dr. en Historia, por curiosidad me preguntó cuánto me pagaban por mis colaboraciones y se sorprendió cuando le dije que nada, ya que sus artículos semanales que se publican en un medio impreso (no tan conocido del Estado de México), le pagan bien y es que escribir una cuartilla (hoja) con rigor y precisión, me lleva aproximado seis horas me remató. Y es verdad, se invierte en tiempo y en lecturas previas.
En el caso de Bolivia coincidieron con mi afirmación (de cero retribución) varios articulistas, un sociólogo, un economista, un filósofo y un periodista, todos con postgrados académicos y reconocida trayectoria.
Por otro lado, en noviembre entrevisté al analista Carlos Toranzo, quien remarcó que “El periodismo en Bolivia todavía es muy tradicional, tenemos cierto rezago respecto a otros países. En la patria, la radio continúa siendo el medio más importante, por encima de la televisión e impresos. Observo a una prensa escrita con muy poco impacto (también baja calidad en información internacional) pero lo que es importante en dicho medio es la columna o los generadores de opinión y Página siete, es puntal en Bolivia. Quizá esto sucede porque es independiente, como el Deber en Santa Cruz, aunque en general es común la cooptación, y eso achica aún más la libertad de expresión, creando -en algunos casos- persecución vía renta (impuestos) o juicio. Ah! y por cierto los articulistas o generadores de opinión están ahí por prestigio, no reciben retribución del medio, en absoluto” finalizó.
En los nuevos escenarios y carreteras virtuales si bien, las formas han ido mutando y readecuándose, la esencia, calidad y contenidos de los géneros continúan marcando diferencia. Más aun géneros como, crónica, reportaje de investigación y opinión especializada, maltrechos pero aún sobreviven.
(*) periodista/economista
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