———- O ———-
A solo instantes del día “E” (elecciones) y después del sufragio (1 de julio) los escenarios económico-políticos seguramente continuarán con su devastadora inercia, hasta que la nueva gestión de gobierno tome control en diciembre y envíe señales de certidumbre con acciones de cambios iniciales. Y es que hay que reconocerlo somos una sociedad con una cultura política que inventó -a modo- el sistema político que nos gobierna.
Es decir, llegamos al punto de convertimos en escépticos, incrédulos, domesticados con sectores marcados por la ignorancia y sumisión sin ánimo de futuro. Pero la gravedad de los últimos años reconfiguró el panorama, fue tan evidente la mala administración que el desempleo, corrupción, violencia, impunidad, cinismo tecnocrático entre otros círculos viciosos, fueron rebasados por el sentido común, generando un iracundo malestar del menospreciado “tigre” social.
De ahí la extrema importancia del día “E”, de una participación ciudadana contundente que marque límites y frene privilegios más allá de seudo-ideologías y explicaciones sesgadas o parciales.
El México “de a pie” que sobrevive todos los días al inframundo de la pobreza (mitad poblacional) –literal- no solo, es desconocido en el exterior sino que, no dan crédito a tales desigualdades (a pesar de estadísticas de organismos internacionales).
Hace un par de semanas fui consultado por 3 medios suramericanos sobre dichas anomías previo a elecciones. Allí, por encima del publicitado “emprendedurismo” y pensamiento neoliberal, aclaré y ejemplifiqué la actual situación con datos duros. Ejemplo: niveles de salario mínimo, canasta básica, reservas internacionales, deuda pública, privada, lavado de dinero, victimas del crimen organizado y Tratado de Libre Comercio, entre otros. Por ello, sorprende aún más saber ¿cómo llegamos a tal escenario?.
En paralelo atravesamos un periodo, que antaño se denominaba “año de Hidalgo” donde parte de los funcionarios públicos se llevaban cuanto podían de sus oficinas, reservaban, encriptaban datos comprometedores, borraban huellas, relativizaban denuncias, la idea era salirse con la suya minimizando responsabilidades y reproduciendo pavorosa sangría de recursos públicos.
Llama la atención el caso del candidato Ricardo Anaya, ya que su coordinador de campaña Jorge Castañeda G, reconoció en entrevista concedida al New York Times que “Anaya se chingó a todo el mundo para llegar ahí, mucha gente trata de chingarse a muchas personas, pero no llegan ahí, en México, tienes que ser y estar implacable pero sin que nadie se entere…” la respuesta de Castañeda Gutman transparenta ambición, traición y deslealtad a correligionarios de su propio partido.
EL DESEMPLEO Y SU IMPACTO MACROECONÓMICO.
La reforma laboral del actual presidente generó como resultado un obrero mal pagado, de los más desprotegidos y maltratados del mundo (según Índice Global de los Derechos de la Confederación Sindical Internacional) frente al extremo de forjar multimillonarios de talla mundial, privilegiando a una clase política y empresarial, en consecuencia una profunda desigualdad/inequidad económica.
En tal categoría se encuentran países donde si bien la legislación puede enumerar ciertos derechos, los trabajadores carecen efectivamente de acceso a ellos y están por tanto expuestos a regímenes autocráticos y a prácticas laborales injustas.
En el contexto del desempleo, a principios de siglo cuando era docente de la materia Prospectiva (Comunicación Social) en una universidad de Ecatepec, leímos en clase a la escritora francesa Viviane Forrester “El horror económico” (FCE 1996) en dicho libro –el cual nos parecía lejano- describía sus teorías sobre la dinámica mundial y las consecuencias por venir.
Obra considerada de las mejores (antiglobalización), traducida a 30 idiomas y concebida hace 25 años. Al repasar su contenido que no ha perdido vigencia, destacan los argumentos siguientes:
Los desempleados son culpados de su propia situación, se les denigra como personas que son incompetentes y por eso mismo se han buscado su propia situación económica, el argumento principal es la constatación de que el trabajo del hombre ya no es fuente de riqueza y por lo tanto las tasas de desocupados y precariedad laboral será peor en el futuro.
Otro punto, es el de la globalización de la miseria y la explotación laboral, así como la globalización de amplias capas de población cuyo único propósito es la mera subsistencia diaria, pero estos “miserables” ya no son un patrimonio de los países pobres, subdesarrollados o en vías de desarrollo, ahora son un fenómeno global (migración).
Se afirma también que el mundo actual se irá instalando bajo el signo de la cibernética que, desde ahora, ejerce el poder y se parapeta en zonas herméticas, casi esotéricas, lo que conlleva a una desrealidad.
De la explotación a la exclusión y de ésta a desastrosas explotaciones aún desconocidas, se gesta, indetectable, la violencia de la calma. Las masas planetarias anestesiadas no se percataron de la existencia de una propaganda eficaz que supo apoderarse de una serie de términos positivos, seductores, para acapararlos y tergiversarlos. Así pues, tenemos un mercado libre para obtener ganancias; planes sociales encargados de expulsar de su trabajo, al menor costo posible, a hombres y mujeres que a partir de entonces quedaran privados de subsistencia.
Para los despojados de empleo, las consecuencias serán crueles, viviremos en un mundo reducido a intereses extremos (transnacionales, privatizaciones, ganancias, libre mercado), lejos del bien común, y equidad distributiva.
LA VIOLENCIA DEL CRIMEN EN LA POLÍTICA.
Finalmente destacar que los niveles de violencia, corrupción e impunidad han golpeado seriamente estas elecciones afectando la endeble democracia. Según Etellekt (consultoría y estudios) desde el inicio de esta carrera electoral, septiembre 2017 han sido asesinados 120 políticos y 351 funcionarios no electos. Los asesinatos se dieron en la precampaña, donde se eligen candidatos, y durante la campaña, donde ya se conocen tendencias.
Cifras comparativas indican la gravedad del proceso electoral de 2018, que es 13 veces mayor que en 2012 y 29 veces mayor que en 2006. Sin lugar a dudas, una brutal descomposición e indolencia social.
El nuevo ambiente que se avecina probablemente modifique para bien los contextos políticos, además de una élite empresarial, que -curiosamente- quedó desnuda y vencida, a expensas de lo que decida su mayor adversario en décadas.
El amanecer del 2 de julio, debe ser distinto para los mexicanos a pesar de la violencia y estragos del manejo macroeconómico. Se debe priorizar la sensatez, lo que suceda será de alto impacto. Pase lo que pase el tigre estará allí -en estado de apronte- Un tigre irritado que los últimos años fue ganando fortaleza.
(*) periodista / economista
———- O ———-