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La clase política mexicana, una de las mejores retribuidas del mundo (con exorbitantes ingresos/egresos y manejo del dinero público) enquistada desde el principio en un sistema que lo reproduce vigoroso a través de dobles discursos, corrupción y otras anomías, hoy recibió del Instituto Nacional Electoral (INE) el banderazo de salida que inicia un tiempo de precampaña, luego viene la intercampaña y después la campaña en sí.
De tal manera que la población se verá atiborrada de “spots” (propaganda política), despilfarro de dinero, guerra sucia-incluida- además de la activación de una “opinocracia” sesgada en la mayoría de medios de comunicación social. Claro, utilizando a diestra y siniestra recursos públicos hacia una comunidad en general domesticada, que el gobierno priista conoce muy bien, ya que construyó en más de 7 décadas su cultura política (viciada de origen).
En consecuencia la simulación e hipocresía nacional comenzó con la llamada “precampaña” presidencial y transitará por varios meses convirtiéndola en la más larga de su historia.
Resultado: Doble moral y cinismo a plena luz del día porque –entre otras razones-, las tres grandes coaliciones ya tienen definidos a sus aspirantes y la ratificación de sus pactos (-claro- con diferentes matices).
Algunos politólogos indican que, salvo rara excepción “Esta precampaña es una verdadera falsedad” quedando en claro el divorcio entre partidos y ciudadanía y de la congruencia ideológica -ni hablamos-.
Según el INE, durante esta primera parte del periodo se difundirán 18 millones de anuncios en televisión y radio, los cuales serán dirigidos a su respectiva militancia (de los partidos) y ¿para qué creen? Para informar de los procesos internos de selección de candidatos (¿?).
Después vendrá una rarísima –única y absurda- intercampaña con leyes y sub leyes que ni los analistas entienden.
Organismos internacionales habían criticado a México por campañas largas y extensas en desmedro de la población, pero la clase política de la manga se sacó leyes a modo. Argumentando: “no” es cierto, las campañas de acuerdo a ley duran poco, pero no nos dijeron que para sostener tal media verdad, se inventaron precampañas, intercampañas y demás vericuetos legales.
Es impresionante la ambición, e interés obsesivo por el poder y dinero público, Para visibilizar dicho contexto, solo un dato: El Consejo General del INE aprobó antes 6 mil 800 millones de pesos para entregar a partidos políticos de cara a estas elecciones, el más alto de la historia, cifra insultante para un país con galopante pobreza e inequidad distributiva. En conclusión vivimos “la democracia más cara del mundo” y sigue no pasando nada. Inmersos en un modelo depredador lamentable, así que requerimos urgente un punto de inflexión.
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