Con solidaridad para María Amparo, Ricardo y Leonardo.
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El dueño de Enfoque noticias le pidió a Leonardo Curzio, su jefe de noticias y conductor del noticiero matutino, que corriera a María Amparo Casar y a Ricardo Raphael (dos reconocidos analistas) de su tertulia semanal. El periodista se negó y presentó su renuncia que fue aceptada por los dueños.
Se vuelve a comprobar que vivimos en un país donde se pide la cabeza de periodistas y comentaristas porque “osaron” usar su razón e inteligencia y criticaron al poder. Y al parecer el poder anda sensible. Si usted escucha la Tertulia en donde Casar y Raphael usaron la crítica, análisis y razonamiento para hablar de asuntos de interés público y por ello criticaron severamente lo que los partidos políticos estaban argumentando en relación con el financiamiento público, se podrá dar cuenta que por tan poco pidieron sus cabezas.
La pérdida del espacio de Leonardo Curzio es un acto de censura a priori. La intención es claramente inhibir la expresión de ideas en un espacio radiofónico.
La democracia constitucional se apoya sobre la fuerte idea de autogobierno ciudadano que reconoce en el pueblo el derecho colectivo a decidir libremente su destino, para lo cual debe tomar decisiones fundamentales.
Con el fin de escoger las mejores opciones de información disponibles (críticas, informativas, veraces, analíticas, subersivas, etcétera), la ciudadanía debe poder acceder a la mayor cantidad posible de información.
La protección de la libertad de expresión tiene por objeto, además de preservar el derecho individual del que se expresa, blindar el derecho de todas las demás personas a conocer la mayor cantidad y diversidad de expresiones posibles con el fin de ejercer su derecho individual a desarrollar su plan de vida en forma autónoma y su derecho colectivo a auto gobernarse. Esta relación entre libertad de expresión, derecho a la información, diversidad y democracia, se encuentra explícitamente reconocida en la Convención Americana sobre Derechos Humanos en su artículo 13. Entonces, un dueño privado también tiene que acatar –más allá de lo laboral- el marco que rige a la nación.
En resumen, la censura, en cualquiera de sus formas es, además de un modo de violar el derecho a la libertad de expresión del que se manifiesta, un ataque al derecho a la información de aquellos que no podremos conocer esa expresión, un modo de socavar la diversidad informativa y, por este motivo, una amenaza al buen funcionamiento de la democracia. La pérdida del espacio de Curzio atenta este eje neurálgico de nuestro sistema político.
Cuando hablamos de censura siempre es prudente recordar que el Estado tiene dos roles por medio de los cuales puede potenciar o debilitar la diversidad de voces y, por tanto, afectar negativamente el libre ejercicio de la libertad de expresión y del derecho a la información. Me refiero, por un lado, a su función regulatoria, y, por otro, a su facultad de asignar recursos, dígase alocación de frecuencias del espectro radioeléctrico y dinero para publicidad oficial.
Privar a una persona del acceso a uno de estos recursos como consecuencia del contenido de la expresión, por ejemplo, por ser crítica del gobierno, atenta contra la libertad de expresión de dos maneras: en primer lugar, viola el derecho a expresarse del que se manifiesta, dado que no accede a esos recursos (en el caso citado a los micrófonos) sobre la base de un criterio injustificado y como consecuencia de haber sido discriminado por el contenido de sus ideas; en segundo lugar, afecta negativamente el derecho a la información del resto de las personas que se verán privadas de conocer la más amplia diversidad de ideas, datos y perspectivas por el silencio de aquellos que no han podido acceder a los recursos necesarios o que han callado para no perderlos.
Maximizar el número y la diversidad de voces que puedan participar de la deliberación pública es al mismo tiempo condición y finalidad esencial para un estado democrático.
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(*) Estudió Relaciones Internacionales en la Universidad Iberoamericana y Maestría en Derecho Internacional Público Internacional por la Universidad de Ámsterdam; es autor de numerosos artículos en materia de libertad de expresión, acceso a la información, medios de comunicación y derechos humanos. Ha publicado en El Universal, Emeequis y Gatopardo, entre otros lugares. Es profesor de periodismo, entre otras actividades.
FUENTE: http://www.sinembargo.mx/05-10-2017/3322496