Una historia casi surreal mueve hacia lo extraño la vida cotidiana. La normalidad es anormal, dice el autor Josh Barkan, en un país doblegado por la violencia y al que sin embargo todos adoramos.
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Ciudad de México, 1 de julio (Sin Embargo).- El libro de Josh Barkan es un compendio de cuentos donde la mayoría de los protagonistas, reales o no, se topa con una circunstancia de violencia en nuestro país.
A ver las estadísticas: México es uno de los países más violentos del mundo, donde no se deja trabajar a los periodistas, donde uno sale siempre con el corazón en la boca sin saber si volverá a su casa igual o roto o si volverá a su casa, así las cosas.
Sin embargo, ¿por qué los extranjeros buscan quedarse acá?
En el caso del autor, es un hombre que vino a México y se enamoró de una mexicana: la pintora Mariana Escribano y por ella decidió quedarse.
Así, hay muchas razones para habitar el suelo tricolor, pues tal como lo dice Barkan: “Buena parte de los protagonistas son estadounidenses y quieren permanecer en el país a pesar de sus muertos”.
Está el chef que le hizo un menú especial a el Chapo, ese nacido en Pittsburgh y para el que México representaba un lugar donde la comida se representara por su sabor y “no por lo que pregonaba sobre ellos”.
La historia de Romeo y Julieta, donde al maestro de San Jerónimo le mataron a dos alumnos que eran miembros de cárteles rivales y se habían enamorado o la historia de la enfermera que vino a vivir aquí porque “el costo de vida se había vuelto más alto de lo esperado en los Estados Unidos” y la que encuentra en un consultorio a una mujer con equis tatuadas en su cuerpo.
Son todas anécdotas reales, más allá de si se pueden determinar sus protagonistas, porque ya sea que lo escuchó o que lo vivió en carne propia, Josh Barkan es ante todo un “ficcionalizador” y alguien muy sensible como para escribir: “No sé cuál sea el propósito de la vida, pero puedo decirles esto: todos tenemos una razón para estar en la Tierra y no es para que nos secuestren, ni para morir en una balacera, ni para terminar tirados en una zanja, ni para ser el residuo de una narcoguerra”.
–¿Cómo es que decidimos quedarnos a vivir en México?
–Yo, personalmente, me vine con una mochila y al poco tiempo de estar aquí conocí a Mariana Escribano, una pintora de México y con ella me casé. Me mudé a su taller, para mí eso fue el gancho. Para los personajes que están en el libro, las razones son varias. En el cuento del periodista, tienes a un profesional de Houston y que ya ha pasado 30 años y se siente muy cómodo aquí, no quiere salirse cuando lo amenazan. Una persona que está en la fuga, pero creo que en general lo que los engancha a venir a México es quizás más libertad, una sensación de que puede cumplir las cosas artísticas, en el cuento del secuestro, donde hay alguien que empieza su carrera tarde como pintor, llega aquí y piensa que todo vuelve a empezar. Sí creo que en mi vida personal y en la vida de los personajes, para muchos de esos son expatriados es esa sensación de libertad.
–¿Está el cuento del chef, donde se puede plantear la posibilidad de crecer en México?
–Sí, su caso es que en Pittsburgh ya era famoso, ya cumplió con eso, quería algo nuevo, es la idea de empezar con nuevos ingredientes, pero más que nada en el caso de él salir de esa cosa controlada, de “idolizar” a los chefs, que ya está empezando aquí también. La frontera está acá nomás, somos vecinos, pero de cierta manera hay más libertad aquí.
–Hay una cuestión muy de Trump que tiene que ver con cierta generosidad y cierta envidia que tiene hacia México, porque hay una fuerza y un carácter de libertad aquí que no existe en otro lado
–Sí, depende claro de la persona, pero sí puedo hablar de la gente que llegó en los 70, con esa sensación de libertad, aunque también hay una gran ignorancia sobre México, en el sentido de que este país sirve para muchos como un lugar de fantasía, sirve como un lugar donde se puede venir para ir a la playa, que es un lugar de fiesta. Son los estadounidenses que se ponen obsesivos con los mariachis y cuando llegas aquí no ves a los mariachis caminando por las calles. Creo que una de las cosas que más se ha destacado de mi libro es que la violencia que se siente en él es la realidad y cómo ven los “gringos” esa violencia. Hay un subgrupo en los Estados Unidos a quienes este libro lo ha puesto incómodo porque parece que rompe un poco su fantasía. Y no quieren que se rompa la visión de lo bueno, que claro que está aquí, la comida, la bebida, la fiesta, la cultura profunda de milenios, no quieren que se rompa su imagen “pura” de México.
–De todas maneras los extranjeros que tú describes en este libro vienen a la ciudad, no vienen a la fiesta
–Sí, efectivamente. Es totalmente lo opuesto, vienen aquí por distintas razones, viene la enfermera que le parece caro vivir en los Estados Unidos, el protagonista de la fuga que viene con intenciones de escribir, pero sí conocen bien la cultura mexicana.
–Ahora hay una cuestión que tiene que ver con si los cuentos son reales o no
–Bueno, yo no soy periodista. Eso es muy importante de ver. Mi libro es ficción, no soy sociólogo, algunos cuentos empezaron con semillas, con cosas que escuché, con cosas que me contaron. Un día estaba por ejemplo en El Califa, de Atizapán y salieron tres cuates que estaban armados y dos guardaespaldas que tiran para ellos, nosotros caímos al piso, fuimos atrás de la cocina y me acordé de una mujer de 65 años, tratando de tranquilizarla y escuché que decía: ¡Son sólo rateros! Claro que no eran rateros, eran sicarios que estaban tratando de matar a un hombre de negocios que estaba adentro. Unos cinco días después, mi esposa tenía un primo que era un gran arquitecto y muy joven de aquí de México, lo mataron en Zihuatanejo. Fui al velorio que estaba en Santa Fe y el sacerdote lo único que decía era que era la voluntad de Dios. Ya con la semilla de esta violencia y otras cosas parecidas, decidí de escribir el libro.
–¿Por qué México? Tú planteas eso todo el tiempo, este lugar tiene que cambiar
–Para mí también es importante que el libro no sea solo violencia, que el libro sea por cuestiones personales que lo llevan a una circunstancia de vida o muerte, en circunstancia donde ves tus propios defectos, como el profesor de pintura que ve el tema de los engaños a su esposa, pero esa cuestión de ¿Por qué México?, sobreviene en todos los cuentos. Precisamente como no soy experto en eso, no es la intención del libro de dar una respuesta con respecto a esa pregunta. Hay muchos periodistas de aquí que han escrito mucho mejor sobre el tema de la violencia, las causas, las razones, lo que espero con este libro es mostrar de cómo esa violencia nos alcanza a todos. No son sólo los pobres que son sacados de la policía, ni son sólo los de Las Lomas, lo que intento hacer en este libro es de tener muchas voces para que la gente no pueda tener una visión parcial de la violencia. Quería personajes como pintores, reinas de belleza, arquitectos, chefs, enfermeras, quiero romper los estereotipos.
–Está también el tema de la locura, la locura del Chapo, la locura del chef…
–Sí, lo que me interesa es imitar un poco a Raymond Carver, mi escritor favorito, me gusta lo que admiro de él es que te pone en situaciones muy realistas donde de pronto pasa algo casi surreal. Todos los cuentos de Carver, casi, hay algo que dices: ¡Qué extraño! Y es justo lo que quiero hacer, no sólo porque pienso que los lectores tienen interés en eso, sino porque realmente la vida es así. La normalidad es muy desnormal.
FUENTE: http://www.sinembargo.mx/01-07-2017/3249933
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(*) Mónica Maristain. Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.