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Hay poco costumbre para expresar nuestros sentimientos y esto se refleja en una frecuente discapacidad emocional. Todas las personas hubieran querido estar mas cerca de sus amigos cuando las pierden o fallecen, en realidad nunca cultivaron su amistad, por diversas razones. Quizás porque se dejaron atrapar por la vorágine citadina, hedonista y materialista.
Cultivar a nuestros amigos (como decía J.L. Borges, debe ser reciproco) cultivarlos en estos tiempos requiere de esfuerzo, tiempo y actitud para estar conectados, verse de vez en cuando, tomarse un vino, un mate o un café y disfrutarse.
¡Claro¡ que por las distancias de la ciudad y el trabajo a veces estos encuentros son verdaderos ACTOS HEROICOS, digo, por las distancias, pero vale la pena alimentar en plenitud nuestra salud emocional, que al fin y al cabo nuestro paso por la vida es tan breve, que vale la pena vivirla a tope. ¿No creen?
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DISTIMIA. Etimológicamente significa ‘humor perturbado’. Es uno de los trastornos más recurrentes de nuestros tiempos. Se emplea el nombre de distimia para calificar una alteración del estado de ánimo que tiene los siguientes síntomas: Altibajos del estado de ánimo, con tendencia al estado de ánimo irritable o deprimido.
La persona distímica suele ser enojadiza, y con tendencia a estar triste o deprimida. Dificultad para disfrutar de las cosas positivas de la vida, dicha persona tiene atolladeros para llegar a considerarse plenamente feliz. Presenta trastornos del sueño, se despierta varias veces, y suele hallarse cansada por la mañana.
Tiene problemas de concentración y acostumbra a percibir problemas de memoria y concentración, aún para actividades lúdicas. En general tiene una tendencia a las somatización. La distimia, se suele confundir con la depresión menor o depresión crónica, por su carácter de permanencia, pero es de menor severidad que la depresión mayor. En la actualidad los psicólogos le atribuyen varias causas.